Un partido en el TSM
Desde que tengo uso de razón he sido aficionado de los equipos de futbol que hemos tenido en La Laguna. Como muchos de nosotros, viví las épocas de vacas flacas y en tiempos recientes, la alegría de los campeonatos del Santos Laguna.
Me gusta y disfruto asistir al estadio, sentir la emoción antes de entrar y, ya adentro; sentir y escuchar a la raza, a los vendedores, respirar el ambiente que emana desde el campo de juego, abuchear y reconocer a los contrarios desde que salen a calentar; ya en el partido, ver los movimientos tácticos de los equipos y estar en comunión con el equipo al momento de los goles y de los triunfos, y raras veces en esta época, rumiar la derrota.
Me siento orgulloso de apoyar al equipo y aportar mi granito de arena en el logro de un sueño de muchos seguidores: ¡Una construcción de primer mundo, el nuevo estadio en el TSM!, pues el nombre de mi hijo aparece en una placa, en la plaza del aficionado del estadio.
Para ir a un partido, como muchos aficionados, necesito hacer un pequeño ahorro, pues la comodidad cuesta y para asistir a un juego se necesita buen dinero, pero vale la pena, pues nada se compara a disfrutar un partido de futbol en el estadio del equipo que quiero.
Entiendo que iniciar la operación de un proyecto tan grande como el estadio, conlleva muchos retos y entre otros aspectos, áreas de oportunidad que, con el paso del tiempo y si se quiere, se pueden ir corrigiendo. Por eso deseo compartir lo que viví en el último partido:
Afuera del estadio algunos malandros que se hacen pasar como franeleros y asaltan en despoblado, esas personas cobran por adelantado para permitir estacionarse en la vía pública. Y si no pagas “triste tu calavera” pues te rayan el vehículo como me pasó a mí.
Adentro del inmueble, unos objetos impedían la visión completa del campo de juego y por consecuencia del disfrute del partido por el que pagué el cien por ciento del costo del boleto.
La publicidad estática y las mangas de aire de la cancha, obstaculizaban la visión. Sobre todo de las primeras filas. Incluso pude percatarme de que la primera hilera se encontraba vacía, pues de ahí no se ve nada. Me siento triste y frustrado pues durante todo el partido podía mirar a los jugadores muy de cerca, pero sólo de la cintura para arriba, debido a esa entremetida publicidad. Tenía que estar atento a los gestos y movimientos de los jugadores para adivinar el rumbo del balón.
Antes del partido y durante los festejos de las anotaciones, el momento máximo del juego, las mangas de aire se levantaron, me taparon y rompieron mi comunión con el equipo, con los autores de los goles. En esos momentos me sentí impotente, frustrado e irrespetado.
Deseo que a nuestro equipo le vaya bien, pues dentro de los beneficios que esto trae, está que la gente de La Laguna se sienta contenta y trabaje mejor. Les solicito a quienes corresponda, que traten de buscar las mejores soluciones para lo anterior. Estoy seguro que a la empresa le interesa dar el mejor de los servicios y satisfacer las necesidades de entretenimiento de la gente que asistimos a ese estupendo y nuevo estadio.
San Pedro, Coahuila.
Darío Hernández Saucedo,
