El asunto más caro de la historia
La guapa MÓNICA LEWINSKY le costó a la Unión Americana y desgraciadamente al mundo entero la crisis global que apenas estamos saliendo aunque bastante revolcados pero saliendo gracias a Dios; el Sr. CLINTON hombre pacifista y carismático líder demócrata, llevaba las riendas económicas de aquella nación en muy saludables números negros, bien, también en política global marcada por prudencia y sensatez, logro de la paz en medio oriente y en otros sitios de conflicto. Hizo que el mundo progresara en función de la paz lograda. Por supuesto la imagen de esa nación obtuvo su mejor RATING después del Sr. J.F. KENNEDY pero para su mala fortuna y hasta hoy lo sabemos y comprendemos también para mala fortuna del mundo entero. El Sr. CLINTON resbaló con una guapa colegiala que tarde se dio cuenta el mundo que fue un muy probable y clásico “cuatro”, golpe bajo común en la política, simple y sencilla zancadilla por cierto muy económica treta que sacó a los demócratas de la casa blanca y así aquella nación más puritana de lo que se pudiera pensar puso al mando un beligerante señor que arrodilló al mundo y no por su ferocidad sino por el pavoroso gasto que realizó en una guerra inganable.
Este pecadillo en otras naciones tal vez no hubiera merecido tal sanción; probablemente en nuestro querido México hasta se hubiera considerado una gran hazaña de orgullo y satisfacción machista. Pero no en aquella nación.
Y así pues con el retiro de las tropas de IRAK el Sr. OBAMA cerró una llave de dinero sin fondo amén de la salud económica que ello traerá al mundo también dejará una lección a los políticos, que siempre será mejor, “un mal arreglo que un buen pleito” pues las vías diplomáticas siempre serán más eficientes y saludables porque la guerra es el frustrante y caro fracaso de la diplomacia con alto costo en vidas y dinero.
Esta elección nos debe llevar a otra reflexión como el que la economía y bienestar del mundo depende de esa gran nación por lo cual debemos hacer votos para que al Sr. OBAMA le vaya bien y lo cuiden no nomás de algún orate sino también de una “inocente” y apetitosa colegiala.
Ing. Arturo P. Salas Juárez,