‘Obra mal hecha’
Soy habitante del municipio de Tlahualilo, Durango. Hace aproximadamente dos años o tres, se inició la reconstrucción de la carretera Tlahualilo-Lucero, de aproximadamente 30 kilómetros. La obra quedó en aceptables condiciones, hasta hace algunos meses, únicamente en algunos tramos se veía un deterioro por las lluvias y el paso de vehículos de carga.
El caso es que cuatro meses atrás, se inició un recarpeteo de la misma, donde la obra fue un total desperdicio, pues se utilizó grava con chapopote, la cual con el paso de los automóviles se fue haciendo hacia un costado, quedando en peores condiciones, pues me atrevo a decir que a causa de la misma “grava suelta” y otras, se produjeron accidentes viales que tuvieron pérdidas hasta humanas, (hace aproximadamente dos meses a la altura del ejido Cepeda un camioneta se volcó y perdió la vida uno de los tripulantes).
Existieron pérdias materiales para algunos conductores, ya que la misma “grava suelta” ocasionó que vidrios -parabrisas- se quebraran al circular por dicha carretera, pues éstas saltaban con el paso e impactaban a los otros muebles.
Para finalizar la “magna obra” hace días se comenzó el pintado de las líneas centrales que delimitan -marcan- los carriles. Cabe señalar, que los más de aproximadamente 30 kilómetros están en las malas condiciones.
Esto es una burla para los habitantes de Tlahualilo, un municipio donde no “pasa nada”.
Me gustaría que se pueda mandar a un reportero, para que se entreviste a los gobrnadores y digan qué constructora fue la encargada de dicha “marranada” y el porqué aceptan una obra en esas condiciones. No es algo que se deba ir al baúl y no se tome la importancia.
Es importante que se nos dé un espacio a los que vivimos en Talhualilo y que sepan que no nos quedaremos callados.
Noé Santoyo Ávila.
Tlahualilo, Durango.
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‘Exigimos seguridad’
Hola, viví quince años en Gómez Palacio, Durango, este año nos cambiamos mi familia y yo del fraccionamiento San Antonio por ser víctimas de la delincuencia: cuatro robos en lo que va del periodo, desesperados nos fuimos de ahí buscando un lugar seguro. Encontramos casa en Torreón (por sujerencia de amistades es una ciudad con más seguridad) en la colonia Rovirosa Wade.
A menos de un mes de habernos cambiado la felicidad nos duró poco: esta semana entraron a robar las pocas pertenencias que nos quedaban, dinero, joyas, los uniformes de la escuela de mis hijos, el Wi que compramos en Navidad y otras cosas más; decepcionado de la situación decidimos mi esposa y yo no llamar a la Policía, en las anteriores denuncias no hay un responsable, pero sí nos han “sugerido” que voluntariamente les ayudemos “pal’ gas”, mi esposa y yo trabajamos muy duro para darle un mejor porvenir a nuestros hijos y este es un golpe más para el ánimo del quehacer diario, espero en nuestros gobiernos decisiones firmes, no ruines y mezquinas, quiero ver que mis impuestos trabajen para el bien común.
Con mi mente puesta en otro país, un lagunero que ama su tierra.
Sergio Flores,
Torreón, Coahuila.