Autonomía universitaria, dogma de fe
Dogma es la aceptación a fortiori de un concepto incom prensible a la luz de la razón de la mayoría de los mortales.
En la celebración de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, todo ha sido felicitaciones mutuas entre autoridades gubernamentales y universitarias, desgraciadamente no ha habido ni se ha visto una reflexión sobre lo que es hoy es la universidad lo que debería ser el Alma Mater de la educación en México, nuestra universidad hoy se ha convertido en un enorme y glotón dinosauro cada vez más grande y gordo al que todo mundo le rinde pleitesía y nadie le exige cuentas.
El concepto universidad nace de la universalidad de pensamiento y su expresión es la utopía de la filosofía, al permitir la total democracia de externar todas las corrientes en el pensar y su autonomía es el generar una excelsa isla de protección a esta libertad de libertades.
Con tristeza vemos cómo el poder ha enfermado a nuestra máxima cuna de idealismo y en aras del dogmático concepto de eocnomía.
Hoy se mandan solos y a nadie le rinden cuentas, pero recuerden que su autonomía es de expresión filosófica, pero su economía no tiene nada de autónoma porque la paga el pueblo mexicano y se les olvida la escencia del espíritu universitario que nace del pueblo se debe al pueblo y sirve al pueblo.
Con un presupuesto de más de veinticinco mil millones de pesos para trescientos mil estudiantes, nos arroja que los mexicanos pagamos una colegiatura mensual de siete mil pesos por alumno, lo cual sería aceptable si los resultados fueran medianamente buenos.
El escudo de nuestra universidad muestra una altiva águla bicéfala que reza la máxima “Por mi raza hablará el espíritu”. Estas dos cabezas apuntan a la diestra y a la siniestra y representan la objetividad de la conciencia y la responsabilidad que conlleva el conocimiento y que demanda la autocrítica en aras de la sublimación del espíritu.
Los universitarios debemos arrojar a los mercaderes del máximo templo del conocimiento; es totalmente inaceptable que en la comparativa internacional haya caído del lugar cuarenta y seis en el año 2001 al ochenta y cinco en 2009.
O sea marcadamente se observa el gráfico de presupuesto hacia arriba y el nivel académico hacia abajo.
Los mexicanos debemos ponernos a llorar porque absolutamente ninguna universidad a nivel mundial cuenta con el equipamiento, edificaciones y jardines (afortunadamente protegidos por la UNESCO), con que cuenta nuestra máxiama institución educativa, pero los resultados son totalmente deprimentes y lo más lamentable de las situación es que ni siquiera aceptan una pequeña reflexión sobre su parte de responsabilidad del status quo que guarda nuestra nación que tiene cifradas todas sus esperanzas en sus hijos universitarios.
Qué lástima que la embriaguez de los halagos y el poder, sí el poder, porque manejan más presupuesto que algunos estados, les nuble el entendimiento, y desgraciadamente su responsabilidad histórica hacia los pobres mexicanos.
Arturo P. Salas Juárez,
