Torreón requiere de una agresiva campaña de reactivación económica
El pasado viernes 24 del mes en curso tuve la oportunidad de asistir a la conferencia titulada “Del Miedo a la Esperanza”, misma que fue impartida por el Dr. Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín.
Al respecto quisiera centrar mi atención en algo que fue mencionado muy fugazmente por Fajardo durante su conferencia, y que quizá por esa misma razón, pasó prácticamente inadvertido por el público asistente, los organizadores y la prensa lagunera: el hecho de que Medellín es la capital industrial de Colombia.
Creo que es pertinente el detenerse a analizar este punto ya que independientemente de las incuestionables bondades del modelo de rehabilitación urbana y de reconstrucción del tejido social que tan exitosamente implementó Sergio Fajardo durante su gestión al frente de la alcaldía de Medellín, no debemos perder de vista el efecto sinérgico y complementario que jugó la estrategia de fomento económico promovida por su administración, así como la dinámica virtuosa que desde hace décadas, ha convertido a esa ciudad en la principal destinataria de las inversiones productivas que llegan a Colombia y en la principal generadora de nuevas empresas.
Sin la creación continua de empleos y la incorporación masiva de jóvenes a la economía formal, las medidas implementadas por Fajardo hubieran estado destinadas al fracaso y las puertas de la delincuencia se habrían ensanchado considerablemente. No olvidemos que la economía política junto a una fuerte base industrial urbana, la vinculación universidad-empresa, la calidad educativa y la creación constante de nuevos empleos son verdaderos pilares dentro del proceso civilizatorio.
Apostar todas las fichas a la construcción de espacios públicos como medida mágica para contrarrestar los corrosivos efectos de la inseguridad y la delincuencia del fuero común, sin atender en paralelo la falta de empleos y la sequía de inversiones productivas en La Laguna, no augura muchas probabilidades de éxito. De hecho, la estrategia de relaciones públicas emprendida por el Ayuntamiento bien puede interpretarse como un deseo por distraer la atención pública de los temas económicos (descontextualizarlos incluso del tema de la inseguridad) y brindar una especie de coartada o cobertura ideológica a los controvertidos proyectos urbanísticos que ha decidido privilegiar junto al Gobierno del Estado.
La salud económica de la región se encuentra en estado crítico, y la de su tejido social, también. No basta con la llegada de empresas paliativas y testimoniales. La Laguna, y especialmente Torreón, requiere de una agresiva campaña de reactivación económica y de la llegada de grandes y poderosas locomotoras industriales. Requiere, de la voluntad política de las autoridades y de la reactivación de nuestra menguada sociedad civil. Solamente de esta manera se podrá garantizar la tropicalización y la sustentabilidad a las políticas implementadas por Fajardo. Solamente así es como podremos irle construyendo un futuro a La Laguna.
Torreón, Coahuila.
Julián Mejía Berdeja,