Círculo vicioso
En las montañas del Estado de México, cerca de Tenancingo, lugar conocido como el “santo desierto”, donde se encuentra ubicado un maravilloso Monasterio Carmelita, tuve la experiencia desgarradora de enterarme, por una madre indígena del pueblo de El Carmen, -quien estaba encargada de los baños de la edificación,- que su hija de 14 años interrumpió sus estudios de preparatoria por falta de 320 pesos mensuales ,-equivalentes a 25 dólares o 20 euros -costo del viaje redondo del trasporte de su pueblo a Tenancingo, lugar donde se encuentra la preparatoria más cercana. ¿Cuántos millones de jóvenes de mexicanos, -nuestra sangre renovada y futuro de México- se encuentran en la misma situación, trágicamente abandonados e impedidos de desarrollarse y de su derecho a la educación, derecho humano constitucional e internacional supuestamente inalienable.
¡Qué dramático círculo vicioso!: no se estudia por la pobreza y hay pobreza porque no se estudia.
Bien se pudo asignar esa partida de 3,000 millones de pesos dilapidados en la “fiestecita fugaz” del bicentenario y haberlos aplicado para becar el transporte durante 3 años-considerando 3 años lectivos de 200 días que dura la preparatoria- a casi 16 millones de estudiantes que se encuentran en el mismo caso y de esta manera detonar el desarrollo de los muchos pueblos marginados y zonas rurales de nuestro país, sustituyendo los círculos viciosos tan dolorosos, por virtuosos.
Una solución de buena fe es aparentemente muy simple, sencilla y verdaderamente urgente: ubicarse en la desgarradora realidad social y económica de México antes de efectuar monumentales erogaciones estériles.
Cuernavaca, Morelos.
Francisco Benavides Beyer,
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El poder de la oración
El pasado 5 de agosto del año en curso, sucedió la tragedia del derrumbe de una mina en el país hermano de Chile, donde quedaron atrapados 33 mineros en circunstancias muy peligrosas.
Millones de personas, en todo el mundo, fuimos convocados por el Papa Benedicto XVI, líderes de otras religiones y varios jefes de Estado, para que nos solidarizáramos con aquellos infortunados hombres que trabajan en las entrañas de la tierra, como muchos otros en el mundo que a ese oficio se dedican, generalmente en condiciones de muy alto riesgo.
El rescate de los mineros de Chile llegó a feliz término, ante los grandes esfuerzos de un eficiente equipo de rescate, integrado por varias decenas de personas. Los ojos de la humanidad estuvieron puestos en aquella región del mundo, esperando que salieran a la superficie esos hombres que llevaron una vida subterránea de más de sesenta días, mientras sus familiares y amigos se aferraron a la esperanza y a la oración que dieron sus frutos.
Cabe señalar que las operaciones de rescate estuvieron a cargo de GeoTec, una empresa de aquella nación en donde participó entre el grupo de salvamento, el ingeniero James Stefanic, lagunero de origen que hizo sus estudios en instituciones educativas de esta ciudad y cuyos padres siguen radicando en Torreón.
Debemos hacer una evaluación del poder de la fe y de la oración en los momentos dramáticos de nuestra existencia, como es el caso de los mineros chilenos atrapados, quienes se reintegraron a sus hogares con sus seres queridos; las oraciones que elevamos al Señor, les concederán el milagro de seguir disfrutando el don de la vida. Amar es vivir, vivir es compartir.
Torreón, Coahuila.
Germán González Navarro,