Rectitud: virtud o desventaja?
Recientemente leí que un presidente de México ,de hace no muchos sexenios ,declaro con cinismo y en tono “gracioso” que el visualizaba a los mexicanos como una larguísima fila de individuos metiendo la mano y robando en el bolsillo del otro que estaba adelante.-es decir, todos robándole a todos.-
En alguna época de mi vida llegue a conflictuarme por muchísimas dudas en cuanto a la trasmisión de valores a mi hija, considerando que permearla de ética y honestidad para su vida, la pondría en total desventaja en la selva de un país con la deshonestidad instituida y la corrupción exacerbada , -nación “del que no transa, no avanza”.-
Lógicamente como padre con principios opte por el lado positivo .no obstante ,sigo pensando que las personas rectas, por las razones expuestas, están en desventaja dada la descomposición social que desafortunadamente priva a todas luces en nuestro país, considerando, que hasta en tanto no se inicie el combate a la corrupción,-origen se la pobreza, delincuencia, sub desarrollo , ignorancia y demás consecuencias nocivas emanadas de la misma, seguiremos en caída libre hacia profundidades insospechadas, contaminando y destruyendo injustamente los principios, valores y el bienestar de nuestras nuevas generaciones.
Cuernavaca, Morelos.
Francisco Benavides Beyer,
***
De futbol
Tal pareciera que mucha de la gente involucrada en el futbol olvida que en este juego gana el que mete más goles, ¡así de simple!
“El resultado es engañoso”. “No se hizo justicia”. “Debimos haber ganado”. “Nos metieron gol y se encerraron”. “Nomás no entró”. “Jugamos mejor que ellos”. “Jugaron al contra golpe” etc, etc., son algunas de las frases que acostumbran lanzar los perdedores (y también algunos comunicadores) para explicar o justificar la derrota de su equipo.
En el futbol (como en la vida) la justicia es muy relativa, ¿de qué sirve el haber jugado mejor si se perdió el partido? claro que a todos nos gustaría ver jugar bien a nuestro equipo además de verlo ganar, sin embargo, habrá ocasiones en las que se tendrá que elegir entre una de las dos.
El “hubiera” no existe por lo tanto hay que anotar más goles que el rival, mientras no se contabilicen los “casi goles”, “el jugar mejor y más bonito” ni “las jugadas lucidoras” hay que avocarse a meter la bola más veces que el rival.
“¿Cómo te fue en el juego, hijo? - muy bien! jugué muy bien y casi meto tres goles… ¿y como quedáron? - perdimos tres cero”… me contesta mi hijo al preguntarle al respecto de su juego sabatino, casualmente algo parecido a lo que sucede con los involucrados en el futbol profesional.
“Tuvímos las oportunidades y no las concretamos, ellos sí supieron aprovecharlas y por eso nos ganáron” sería una explicación razonable, concreta y responsable.
¿Para qué darle tantas vueltas al asunto?
Jaime Díaz de León.