Archivo.
Ronaldo, la principal figura del favorito Brasil, se apagó en la gran final y Francia le sacó provecho para ingresar en la élite de los campeones mundiales en propio territorio.
¿Qué sucedió con Ronaldo antes de la final de Francia 1998? Esa pregunta continúa como uno de los grandes misterios sin resolver en la historia de los mundiales. Estrés, presión de los patrocinadores, nervios de un joven expuesto a los ojos de todos, muchas son las versiones que han circulado en torno de lo sucedido con la estrella brasileña, que una noche antes del partido decisivo cayó en su cuarto con convulsiones y no jugó como se esperaba lo hiciera.
Con Ronaldo disminuido física y mentalmente, Brasil perdió confianza para enfrentar a los locales, quienes se llevarían el título de la mano de un héroe que no había lucido tanto en las rondas previas, pero que daría su primer Mundial al país galo: Zinedine Zidane.
El torneo organizado por los franceses fue el primero en realizarse con 32 selecciones participantes, lo que abrió camino para que más equipos de África y Asia lo jugaran y entonces sí, hacer del campeonato algo más global. El ejemplo más fuerte de esto fue la participación de Sudáfrica (actual organizador) después de años excluida del torneo, debido al apartheid, así como Croacia, selección que terminaría como el tercer lugar de la competencia, sorprendiendo al orbe con unos años como país independiente.
Superada la fase de grupos, los octavos de final del torneo fueron para los equipos grandes, con el Argentina vs. Inglaterra como el mejor partido de esta ronda. En este encuentro hubo de todo: remontadas, golazos (como el del joven Michael Owen) y expulsiones (como la de la estrella David Beckham, quien vio desde las regaderas la eliminación de los ingleses con marcador final de 4-3 en favor de los argentinos en penaltis.
Brasil, gran favorito para repetir lo conseguido en Estados Unidos 1994, no tuvo problemas para despachar en octavos a Chile (4-1) y en cuartos a Dinamarca (3-1). Sin embargo, el enfrentamiento ante Holanda por las semifinales, tuvo que definirse en tanda de penaltis (4-2), tras igualar a uno en tiempo reglamentario.
Ronaldo, Rivaldo, Emerson y Dunga marcaron por la escuadra brasileña, para dejar en la figura del veterano portero, Taffarel (quien detuvo los envíos de Phillip Cocu y Ronald de Boer), el pase a la final que se disputaría en el Stade de France, el mismo lugar en el que Brasil había iniciado el campeonato frente Escocia, ante 80 mil espectadores.
Por su parte, Francia avanzaba con un paso más lento que el de la verdeamarelha. Después de ser primer lugar de su grupo, se topó con una selección de Paraguay que le hizo ver su suerte dentro de los octavos de final: El orden y garra mostrados por el equipo sudamericano llevó el juego al extremo, para definirse con un gol del capitán, Laurent Blanc, a los 113 minutos de juego, este fue el primer y único encuentro que se ha definido con gol de oro en un Mundial.
El siguiente rival de los locales fue Italia, contra el que gozaron de mucha fortuna, luego que los postes los salvaran para llevar la eliminatoria a tanda de penaltis, en la que los galos vencieron 4-3. Las semifinales los pusieron frente a la sorpresiva Croacia. Davor Suker, campeón goleador del torneo, adelantó al equipo a cuadros, después del descanso, pero el lateral Lilian Thuram eligió ese preciso momento para marcar su dos primeros goles como internacional y preparó la final de ensueño ante Brasil.
Entonces vino el drama de Ronaldo y los brasileños. La noche anterior al juego por el título, el delantero vivió un infierno narrado por su compañero de cuarto Roberto Carlos: “Tenía miedo de jugar la final y no podía dejar de llorar”. Él mismo, fue el encargado de dar aviso de las convulsiones que sufría el atacante, “Ronaldo se muere” gritó para alertar al cuerpo técnico. Aunque Ronaldo fue controlado y pudo jugar ante los franceses, no fue el mismo de los partidos anteriores y eso derrumbó a su selección.
Francia aprovechó los inconvenientes sufridos por Brasil y Zidane se vistió de héroe: un gol de cabeza en el minuto 27, y otro más antes del final de la primera mitad, fueron dos certeros golpes para un Scratch que ya no se recuperaría y nacería con ello la leyenda de Zizou y el primer título del orbe para los galos.
