EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Fraude a la Salud

Diálogo

YAMIL DARWICH

Cuando usted enciende su televisor, particularmente con señal aérea, empieza a ser bombardeado con una larga lista de productos orientados a la salud, prácticamente todos fraudulentos.

Igual le ofrecen medicamentos para la prostatitis, que sustancias reductoras de peso o "curativas" de las várices. En todos los casos mienten descaradamente, apoyándose en huecos de la Ley de Salud, aprovechando la descripción de algunas de esas preparaciones, que sólo tienen efectos secundarios y son paliativos -nunca curativos- o simples complementos alimenticos, innecesarios en un tratamiento profesional.

El truco está cimentado en el manejo doloso del lenguaje utilizado por los vendedores, verdaderos merolicos de la electrónica, apoyados en imágenes de personajes pseudo exitosos en el uso de tales sustancias. Algunos mercadólogos y locutores, al servicio de empresarios defraudadores, saben enfocar sus mensajes en los medios, tiempos y formas, hasta llegar hasta los más desprotegidos y con menor nivel de escolaridad; así, pueden y abusan de los más ingenuos y/o ignorantes creyentes.

El problema se agrava, en tanto quitan la oportunidad de curación a los enfermos ingenuos -¿o ignorantes?- que creen lo que los merolicos televisivos les repiten una y otra vez, hasta llegar a convencerlos.

Una enfermedad desatendida puede llegar a convertirse en grave, inclusive causa de muerte; la prostatitis es uno de esos casos, cuando el tratamiento se retarda, llegando a ser factor de cancerización de un simple proceso inflamatorio o tumoración benigna.

Desgraciadamente, al ofrecer la cura "milagrosa", generan confianza y/o desatención de quienes padecen la enfermedad, perdiendo tiempo valioso para reaccionar a la misma, acudiendo el médico cuando ya se ha complicado seriamente.

La pregunta directa es: ¿quién cuida al mexicano inocente que es engañado? La Secretaría de Salud tiene responsabilidad, compartida con la de Comunicaciones, ambas ineficaces.

Otro ejemplo lo representan los medicamentos anunciados como tratamientos para las insuficiencias venosas -caso de las hemorroides y las várices- donde el fraude es claro y las autoridades lo permiten.

Habrá que comentar que las venas del cuerpo son vasos sanguíneos que sufren elongación por la presión ejercida en sus paredes por la sangre. No cuentan con capas musculares significativas -como las arterias- y por lo tanto, el daño es irreparable con medicamentos; éstos sólo pueden ayudar a controlar el avance o combatir los síntomas manifestados. Desde luego que el ciudadano común y corriente no conoce -ni tiene por qué- tal principio fisiopatológico, para eso cuenta con las profesionales nombrados por jefes que fueron electos para cuidarnos y recuerde que la negligencia o el incumplimiento de la responsabilidad encomendada debería sancionarse.

Bajar de peso sin hacer ejercicio o comer sin engordar son aspiraciones utópicas de muchos; igual sucede con otros excesos y eso es aprovechado por comerciantes fraudulentos; así, para perder kilos, anuncian "pastillitas o cremitas milagrosas", que harán su trabajo calladamente, coma lo que coma el paciente.

Si usted quiere tener un abdomen con "cuadritos" marcados, bastará que utilice un aparato que produce ¡vibraciones de alta frecuencia! y ...¡milagro!, en unos cuantos días aparece una musculatura envidiable, promisoria de mayor aceptación social y hasta atracción sexual. Aún no está plenamente comprobado si hay, o no, efectos secundarios, particularmente en el sistema musculo-esquelético o circulatorio.

En principios del mes de agosto de 2010, apareció en el Diario Oficial, la Norma Mexicana para el Sobrepeso, que regula la promoción de medicamentos para adelgazar y ordena, entre otras cosas, que sean recetados por médicos y no indicados a menores de edad.

Otro avance es la exigencia de receta médica para vender antibióticos; en la historia de la medicina, el abuso y mala administración de los mismos, han provocado resistencias bacterianas y daños en el organismo del consumidor, principalmente en hígado y sangre.

Controlar la venta de esos "medicamentos chatarra" es una grave responsabilidad de las autoridades; permitir el engaño a través de su difusión masiva y machacante, por los medios de comunicación, además ofrece sospechas de permisividad o hasta complicidad.

Nuestro país requiere de cambios radicales en la actitud de todos nosotros; empecemos por asumirla exigiendo el cumplimiento de las encomiendas que les damos a nuestros servidores públicos y bien vale la pena revisar, de fondo, el tema y buscar las modificaciones en las leyes, legislando penas más estrictas ante tales delitos.

Esperemos que el intento de limitar el fraude con medicamentos sea una realidad de facto; a nosotros, corresponde hacernos conscientes y ayudar a crearla en quienes no la tienen por ignorancia, evitando sean defraudados en uno de nuestros dones vitales: la salud personal y familiar. Seguramente usted conocerá casos de cercanos que ya cayeron en la trampa mercadológica y están descuidando su salud o viviendo la ilusión de que pronto bajarán de peso, sin tomar en cuenta los principios que la ciencia ha descubierto en los últimos años. ¿Qué piensa?

Ydarwich@ual.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 560423

elsiglo.mx