La SSa promovió y logró que México incrementara el impuesto a los cigarrillos; habrá que tomar en cuenta que es la droga que más se consume, aún cuando los fumadores sean segregados y hasta discriminados por su hábito.
Su consumo empezó a mediados del siglo XIX, y tardamos casi cien años en reconocer el daño que produce; su mercadotecnia, es ejemplo del cómo se puede manipular a la opinión pública.
Dan Agin, en: "Las Mentiras de la Ciencia", calcula que entre 1950-2000, las empresas tabacaleras podrían ser responsables de un número de muertes mayor que las producidas por todas las guerras y genocidios ocurridos durante el pasado siglo. ¿Le sorprende la cita?
En EUA, provoca unos 400,000 fallecimientos anuales, veinte millones en los últimos cincuenta años y a nivel mundial, entre 2.5 a 5 millones. Hacia 2020, sobrepasarán los 8 millones. A mediados de los 50, el estudio del efecto del tabaco, -hecho por las tabacaleras- empezó a dar indicios del daño que provocaba, suspendiendo y ocultando información.
En 1950, un estudio demostró que gran parte de pacientes con cáncer pulmonar eran fumadores moderados o compulsivos. Para los sesenta, el sector médico estaba consciente de los efectos y los productores buscaron como tergiversar los resultados para evitar la prohibición, subordinando la salud a los intereses económicos.
En 1954, UK Tobacco Institute Research Council, negó que hubiera pruebas concluyentes de la relación tabaquismo-cáncer y R.J. Reynolds, de Tabacco Co., también la desconoció.
Para 1963, Addison Yeamen, de Brown and Williamson Tobacco Corporation, escribió el siguiente memorándum: "La nicotina es adictiva y nuestro negocio es, precisamente, venderla. Comerciamos con una droga con gran poder de adicción".
El cirujano Luther Ferry, en 1964, denunció el peligro de fumar y Philip Morris, contestó: "nos negamos a aceptar la idea de que el tabaco tiene efectos dañinos. En 1968 y 1976, volvieron a rechazar los resultados de la investigación médica.
Aún en 1971, Brown and Williamson, insistió en negarlo y en 1975, U.K. Imperial Tobacco, pretendió exonerarse afirmando que no tenían capacidades para hacer diagnósticos al respecto.
En 1982, C. Everett Koop, cirujano reconocido, advirtió que los fumadores pasivos también estaban expuestos a desarrollar cáncer y en 1989,Tobacco Institute of Hong Kong, -la mayor productora mundial- insistió en que era "mera opinión de expertos".
En 1988, se abre un juicio por daños, contra Tobacco Institute del Reino Unido y Murray Walker, su vicepresidente, declara que no hay evidencias, sumándose Geoffrey Bigun, de Philip Morris, diciendo: "No tengo demasiado claro que alguien pueda morir por culpa del tabaco."
En el tabaco se han detectado numerosos elementos carcinógenos, los más importantes son: los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los arilaminas y N-nitrosaminas, además de nicotina, tremendamente adictiva.
El bajo peso y muerte de recién nacidos también tienen relación y en 1992, la Asociación Americana del Corazón, publicó que el riesgo de enfermedad coronaria, en fumadores pasivos que acudían a lugares altamente contaminados, aumentaba hasta treinta por ciento.
También se sabe que produce daño en los vasos sanguíneos del corazón y paraliza las vellosidades del sistema respiratorio, favoreciendo la acumulación de moco, bronquitis y enfisema.
La nicotin -1, metil-2pirrolinini (3 piridina)- es el ingrediente psicoactivo más importante; un cigarrillo puede contener 9 mgs. y la persona que lo inhala inicia la absorción desde la cavidad oral; el resto llega a los pulmones, afectando al cerebro en 7 segundos.
En dosis más o menos regulares actúan los receptores colinérgicos, provocando estimulación, trabajando sobre funciones de motivación y cognitivas; en mayores dosis, altera el sistema respiratorio, aumentando la frecuencia y ocasionando cambios cardiovasculares. También estimula a la hipófisis para producir hormona anti diurética.
En dosis altas puede producir excitación, confusión, calambres, depresión, respiración acelerada, palpitaciones, coma, parálisis del sistema nervioso central y, por el contrario, su interrupción abrupta genera crisis de ansiedad, irritabilidad, falta de concentración, inquietud, insomnio, impaciencia y aumento del apetito.
Por su prohibición en lugares públicos, afecta a los fumadores en su relación social y autoimagen.
En los últimos treinta años, los productores han invertido grandes sumas en investigación, buscando alterar su constitución química, aumentar su poder aditivo y disminuir la cantidad de tabaco en cada cigarrillo.
También invierten grandes cantidades presupuestarias en mercadotecnia, para atraer al consumo a nuevos jóvenes y en 1998, fiscales de 46 estados de EUA, obligaron a las empresas a firmar un acuerdo, comprometiéndolos a evitar publicidad u operaciones orientadas a atraer niños y jóvenes. Philip Morris, en 2000, aceptó no pagar publicidad en revistas que tuvieran, al menos, 15% de lectores menores.
Sin embargo, no ha sido posible detener su producción y consumo; en México, sólo se ha logrado incluir la leyenda "nocivo para la salud".
Si "fumar es un placer", como dice la canción, también es suicidarse lentamente. Pregunta: ¿Usted fuma?
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