"No pienso demasiado de un hombre que no es más sabio hoy de lo que era ayer".
Abraham Lincoln
Iempre he pensado que a un funcionario público debe dársele el beneficio de la duda cuando asume su responsabilidad. Una razón es que a todos nos conviene que cumplan bien con su función. La otra es que en algunas ocasiones personas que no son muy conocidas pueden tener un desempeño notable en una responsabilidad pública.
Es difícil, sin embargo, otorgar el beneficio de la duda a los nuevos funcionarios nombrados por el presidente Felipe Calderón. Una vez más el mandatario está demostrando que no le interesa trabajar con los mejores sino con quienes le ofrezcan obediencia.
El mayor mérito que se puede encontrar en el nuevo secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, fue la disciplina que mostró ante el mando de Felipe Calderón cuando este último fue coordinador de los diputados del PAN. Su peso político personal es nulo, lo cual limita su posibilidad de convertirse en negociador desde Bucareli. Su capacidad como operador político es muy cuestionable: su último gran "logro" fue asegurar la contundente derrota del PAN en las elecciones del 4 de julio.
Hay muchos especialistas respetados en nuestro país en materia de comercio exterior o de promoción empresarial. Algunos están en la propia Secretaría de Economía, otros han pasado por ella en los últimos años o están en el sector privado. Bruno Ferrari, sin embargo, no es uno de ellos. Ferrari, quien tiene una licenciatura en derecho canónico y una maestría en ciencias del matrimonio y la familia, fue contratado por Alfonso Romo para hacerse cargo de las relaciones públicas de Grupo Pulsar más por sus ideas moralistas que por sus conocimientos económicos. ProMéxico, la organización gubernamental que ha dirigido estos últimos años, aún tiene mucho que hacer para demostrar su valía.
Gerardo Ruiz Mateos es un hombre inteligente, que desde joven fue director de una empresa en el ramo automovilístico. En el sector público su trabajo fue mucho más eficaz en la Oficina de la Presidencia que en la Secretaría de Economía, donde estuvo sometido a un escrutinio público para el que no estaba preparado. En ese sentido su regreso a la Oficina de la Presidencia parece positivo.
El presidente Calderón no explicó las razones de la destitución de Patricia Flores de la jefatura de la Oficina de la Presidencia. No tiene por qué darlas, ya que si hay algún puesto en que el presidente debe tener a alguien de su plena confianza es ése. El problema es que tras remover a Patricia Flores del cargo, al parecer ha iniciado gestiones para nombrarla embajadora ante Portugal. Una vez más el Gobierno parece burlarse del servicio diplomático de carrera. Si Patricia Flores era buena en lo que hacía, ¿por qué la renunciaron? Y si no lo hacía bien, ¿por qué saltarse a tantos buenos diplomáticos para darle a ella un puesto privilegiado?
Hay en México muchos hombres y mujeres con conocimiento y capacidad en política, economía y diplomacia. Algunos están en el servicio público y otros en el sector privado. Lo que inquieta es que el presidente no se ha preocupado por buscarlos, por formar un equipo de calidad, sino por conseguir colaboradores que simplemente hagan lo que se les diga. Ya había mostrado esta inclinación en muchos de sus nombramientos del pasado. Pero en los últimos días, desde la designación de Mony de Swaan en la Cofetel y de los nuevos responsables de gobernación, economía y próximamente la embajada en Portugal, nos revela que la tendencia se ha fortalecido.
QUE NO QUEDE DUDA
El secretario de Gobierno del Distrito Federal, José Ángel Ávila, ha mandado un mensaje inequívoco: el Gobierno capitalino no hará nada para impedir las marchas, bloqueos y plantones del Sindicato Mexicano de Electricistas. Por eso el SME está haciendo bloqueos diarios en la Avenida de los Insurgentes. Los ciudadanos no tendrán la protección de las autoridades. Lo suyo es pagar impuestos y callar.
