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Generación del NO

FEDERICO REYES HEROLES

A la memoria de Tomás Eloy Martínez, el escritor,

El amigo generoso

Ué historias les contarán a sus hijos o nietos, porque ya están maduros. Qué guardarán entre sus recuerdos. Después de haber sido diputados y senadores y diputados de nuevo, toda una trayectoria legislativa al amparo de las dietas y complementos generosos pagados por los causantes mexicanos, algo tendrán de qué vanagloriarse. Cuál será la medalla más valiosa, esa que atesoren en un rincón. Me opuse a la reforma energética de Zedillo, me opuse a la reforma fiscal de Fox en sus dos vueltas y también a las de Calderón y al decálogo político. Gracias a personas como nosotros se puede explicar todo lo que no ha ocurrido en el país. Pertenezco a la Generación del NO. En el fondo del razonamiento se argumenta que México ha atravesado por momentos muy peligrosos en los cuales estuvimos a punto de perder lo más valioso, nuestra esencia: la posibilidad de seguir siendo tal y como somos. Gracias a la Generación del NO, México puede ostentarse como un país en el cual da lo mismo qué partido gobierne siempre habrá feroces guardianes encargados de que los cambios de fondo no avancen. Seguiremos siendo los mismos porque gracias a lo que no se ha hecho en materia fiscal dependemos hoy, como hace treinta años, de la suerte del petróleo. Gracias a que todo está igual que hace diez o quince años, la evasión y la elusión siguen galopantes. Gracias a estos aguerridos guardianes la distribución del ingreso sigue siendo vergonzosa. Son ellos y sus múltiples NOS los que nos garantizan que México no pueda invertir en infraestructura más que el 1% de su PIB y en ciencia y tecnología menos del 0.4%. Son ellos y su fiera lealtad a las tradiciones muy nuestras, los responsables de que la educación superior no crezca al ritmo que el país requiere para abrirle así las puertas a cientos de miles de mexicanos jóvenes y ofrecerles un horizonte profesional diferente. No se distinguen por inactivos, en su haber tienen muchas acciones y una gran congruencia, oponerse a todo.

"No pasarán" gritó Beatriz Paredes para referirse a las candidaturas independientes porque, según ella, favorecen a la ultraderecha. ¿¿?? Es la misma camada de mexicanos que se opone a simplemente discutir una reforma laboral que incorpore mayor flexibilidad al mercado. Seguramente estamos en el paraíso en lo que se refiere a desempleo y subempleo, sin olvidar las otras degeneraciones y corruptelas de la vida gremial de México. Del agro ni para qué hablar, la descapitalización de décadas simplemente no es tema porque los sacrosantos postulados de la Revolución son intocables, no importa que cada año más de 300 mil mexicanos crucen la frontera norte en busca de empleos, son ya decenas de millones que provienen de esos estados con una brutal marginación en los cuales la actividad agrícola languidece ante las puertas cerradas por una legislación retrógrada.

No, eso no ocurrirá a México, segunda vuelta, para qué si ya vimos lo fácil que es dirimir las controversias de una elección cerrada. Tenemos nuestros propios métodos, para qué copiar al mundo, lo mismo en el asunto de la reelección. La sabiduría del legislador se plasma en el carácter atípico de nuestra fórmula. Son los otros los que están en el error. Es la misma Generación del NO que prohibió a los ciudadanos participar a través de los medios en las campañas y les entregó así un poder que nunca antes habían tenido. Genial. Dejamos atrás la sub-facturación para pasar a la no-facturación de entrevistas y espacios.

La Generación del NO tiene un proyecto muy claro, demostrar todo lo que se le puede negar a un país. No a un sistema fiscal omnicomprensivo y progresivo, no a la capitalización y modernización del sector energético y, sobre todo, no a la profesionalización del Legislativo, porque si ello llegara a ocurrir se demostraría el doloroso tiempo que México ha perdido gracias a la Generación del NO. Debe ser muy incómodo estar en su posición porque la única forma de mantener la fachada es seguir impidiendo los cambios. Imaginemos que se hubiera abierto el sector energético hace trece años, hoy México podría competir con los grandes. Imaginemos que alguna de las varias reformas fiscales hubiera progresado, hoy nuestra recaudación sería superior al penoso 10% del PIB, si hubiéramos podido invertir más en educación superior o en infraestructura o en ciencia y tecnología alguna cosecha habría. Pero la Generación del NO ha acabado con los referentes de éxito, ese será su legado.

He ahí lo perverso del caso, la Generación del NO ha logrado que los jóvenes descrean del servicio público, que les dé lo mismo un partido que otro porque de todos tienen una pésima imagen y, lo peor, que estén convencidos de que México no tiene salida. Ese será el fardo con el cual habrán de cargar. Debe haber factura. Cada vez que se opongan habrá que señalarlos. Ojalá y la historia ya los releve. Ya tuvieron muchas oportunidades, las desperdiciaron.

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