Trabajadores electorales caminan apresurados por el patio interior de su nueva sede, un lujoso edificio de piedra de tres pisos que apenas experimentó daños menores en el terremoto que azotó Haití en enero.
Con su majestuosa reja de entrada, el edificio parece una oficina gubernamental. Pero hasta hace muy poco, era un elegante centro comercial, propiedad de un narcotraficante, por un valor de 1,8 millón de dólares.
La nueva cooperación entre las autoridades haitianas y la agencia federal antidrogas de Estados Unidos (DEA) antes del sismo ha traído un dividendo inesperado a un país cuya infraestructura yace ahora en ruinas: Propiedades confiscadas que son espaciosas, opulentas — y gratuitas.
Los narcotraficantes las construyeron para que durasen. Mientras que el terremoto del 12 de enero destruyó todos los edificios de ministerios del gobierno, solamente cuatro de las 30 propiedades confiscadas sufrieron daños.
"Es extraño que los edificios construidos por narcotraficantes se mantuvieron en pie y los edificios del gobierno se derrumbaron", dijo Max Boutin, que administra las propiedades para una comisión antidrogas en el país. "Ahora los edificios van a ser usados para apoyar las labores del gobierno".
En una entrevista en su nueva oficina, el presidente del Consejo Electoral Provisional Gaillot Dorsinvil dijo que no podía imaginarse un mejor remplazo para su derrumbado edificio. Sus trabajadores están ahora en habitaciones que eran antes tiendas de ropa, un restaurante y un gimnasio Gold's Gym.
"Tiene una apariencia impresionante. El espacio es lo suficientemente grande para acomodar a todo el mundo y, lo que es más importante, fue construido para sobrevivir un sismo de magnitud 8", dijo Dorsinvil con una sonrisa.
El gobierno haitiano comenzó a confiscar los bienes raíces de los traficantes hace poco más de un año con ayuda de investigadores estadounidenses. La DEA dijo que las incautaciones están valoradas aproximadamente en 25 millones de dólares hasta ahora. La lista de tiendas y mansiones incluye algunas de las propiedades más deseables en áreas apenas afuera del destruido centro de la capital.
Eso no significa que las oficinas del Palacio Presidencial vayan a estar operando pronto en una mansión confiscada a narcotraficantes.
Muchos de los edificios confiscados pudieran ser más bien adecuados para uso residencial o están demasiado lejos para el gobierno, dijo Patrick Delatour, funcionario a cargo de la reconstrucción. Hasta ahora, el antiguo centro comercial en una avenida arbolada en la sección de Petionville es el único que es sede de operaciones del gobierno.