Resultados. La investigación surgió a raíz de las constantes riñas, suicidios y homicidios dentro de los penales; la CEDH concluyó que los centros penitenciarios distan mucho de cumplir con una reinserción social efectiva. EL SIGLO DE DURANGO
Durango
La sobrepoblación, presencia de armas, drogas y grupos de poder en los Centros de Readaptación Social de Durango demuestran la incapacidad del Gobierno del Estado para controlarlos.
Ésa es la conclusión que incluye la recomendación general que la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) emitió a Jesús Antonio Holguín, secretario de Seguridad Pública en la entidad, que se refiere a la problemática en los centros penitenciarios de Durango y contempla 12 puntos generales.
En el rubro de "La incapacidad del Estado para controlar los Centros", la CEDH refiere que los penales carecen de un debido control para asegurar los objetos para preparar comida ni de los talleres, por lo que han sido utilizados para cometer "brutales delitos".
Evidencía además la existencia de celulares y armas de fuego, además de que las mujeres que acuden a visitar a sus familiares son sometidas a revisiones que, en la mayoría de los casos, "son indignas pues no son tratadas con el debido respeto a la intimidad de su cuerpo".
INGOBERNABILIDAD El organismo de Derechos Humanos en la entidad también reveló que hay grupos que gobiernan los centros penitenciarios, derivado de la sobrepoblación de los mismos, quienes dominan "un amplio sector de la población" y efectúan actividades ilícitas intramuros.
El problema, complementó la CEDH, se agrava con el aumento de internos vinculados a la delincuencia organizada que someten a la población penitenciaria a un régimen personal de favores y privilegios, generalmente mediante pago de cuotas. Agrega que dicha situación "es tolerada por algunas autoridades".
Al referirse al hacinamiento, la recomendación general indica que en el Centro de Readaptación Social (Cereso) 1 hay celdas diseñadas para seis internos, pero que son ocupadas hasta por diez presos. Advierte que dicha saturación produce conflictos que pueden derivar en hechos violentos y poner en riesgo la integridad física de los reos.
También se mencionaron los privilegios de los que gozan algunos internos, al grado de tener tratos especiales como el acceso a salas más amplias, posesión de celulares, televisores, aires acondicionados y estéreos.
Quedó de manifiesto también la carencia de instalaciones adecuadas, sobre todo en cárceles municipales y distritales donde hay deficiencias en servicios de drenaje, agua corriente, planchas para dormir e iluminación.
El personal de seguridad y vigilancia no sólo es insuficiente para el número de internos asignados, sino que carece de capacidad en uso racional de la fuerza y el manejo de conflictos.
Finalmente, se resaltó que sólo el 18 por ciento de los internos en Durango cursa algún grado de educación básica, por lo que la CEDH considera que la reglamentación en este rubro es "letra muerta".
