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Goliza a industrias

Empresa

BALANCE GENERAL

En lo que constituye un triste regalo de reyes para las industrias establecidas en el país, la Secretaría de Economía le dio un jaloncito más a la irracional apertura sin recompensa de fronteras, bajando a cero los aranceles de tres mil 792 fracciones.

Bajo el nuevo marco habrá acceso libre para insumos de tres ramas: aluminio, vidrio y envases metálicos, en un escenario en que la idea es alcanzar antes de junio próximo a 85 mil fracciones adicionales de países con los que no se han firmado Tratados de Libre Comercio, con énfasis en China.

De pasadita, desapareció el arancel o impuesto de importación de 40 por ciento para automóviles nuevos, dejando sólo una protección que oscila entre tres y 30 por ciento, según el precio de los vehículos que ingresan al país.

Y aunque la justificación habla de seguir a la letra los lineamientos de la Organización Mundial de Comercio, hete aquí que la mayoría de las naciones le han dado la vuelta o de plano han soslayado la consigna.

De hecho, Estados Unidos no sólo ha evitado reducir sus impuestos de acceso, sino los ha elevado en ramas consideradas estratégicas, alegando la necesidad de proteger sus empleos ante la virulencia de la crisis.

Se diría, pues, que el país es más papista que el Papa.

De hecho, cuando ingresamos al organismo, entonces bajo las siglas del GATT, es decir Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, la obligación era bajar el promedio de éstos a un nivel de 50 por ciento... y hete aquí que empezamos desde 20.

Incólume, pues, la ruta inaugurada por los gobiernos priístas, léase Miguel De la Madrid y Carlos Salinas De Gortari, bajo el escenario actual nuestro país es el más abierto del planeta.

Si en el 2008 el promedio de aranceles industriales se ubicaba en 11.1 por ciento, superándonos Brasil con 14.1, Venezuela con 12.8 y Argentina con 11.9, hoy estamos en 5.3.

El porcentaje lo superan naciones tradicionalmente aperturistas como Chile, Perú y Costa Rica, con niveles de seis, 5.5 y 5.4 por ciento.

Bajo el horizonte actual, naturalmente, ha crecido al infinito la dependencia de las exportaciones en las importaciones.

Si hasta 1993 México requería comprar en el exterior el 41 por ciento de sus exportaciones totales, el año pasado si llegó al 49 por ciento, es decir la mitad de la facturación se reexporta.

Peor aún, hete aquí que si en el propio 1993 el país le daba valor agregado al 26.56 por ciento de los insumos adquiridos del exterior, hoy el porcentaje ha descendido a sólo 12.53 por ciento.

Regresamos, pues, al pasado, cuando la mayor carga de productos de exportación se nutría de bienes primarios.

De hecho, el 17.30 por ciento de las ventas facturadas durante el 2008 fue de petróleo; el 5.93 de productos agroindustriales, y sólo el 16.71 de artículos netamente mexicanos.

Más aún, el 59.99 por ciento de nuestras exportaciones están condicionadas a la importación temporal de insumos, y si se excluye el petróleo, el porcentaje se eleva al 72.6.

Ahora que la apertura sin recompensa, es decir la unilateralidad de México, que ha provocado la burla de los países con los que se pretenden negociar acuerdos de libre comercio ("para qué si el país se abre sin condiciones"), ha provocado un descenso de cuatro posiciones como país exportador, pasando del escalón 12 al 16.

Si en 1993 la balanza comercial con países con los que se han firmado acuerdos de libre comercio se volvía deficitaria con 23 de ellos, ahora son 32, creciendo el monto del desequilibrio entre lo que vendemos y lo que compramos de ocho mil 35 a 32 mil 791 millones de dólares.

En el caso de las exportaciones per cápita, caímos del 51 al 68 peldaños.

De hecho, entre el 2000 y el 2008, es decir a la llegada del panismo al poder, han desaparecido dos mil 297 empresas exportadoras.

La paradoja del caso es que la justificación de la Secretaría de Economía para lanzar a partir del 2008 lo que denomina programas de facilitación comercial, habla de volver al país más competitivo. El caso es que ese año descendimos ocho posiciones en el ranquing correspondiente, al pasar del escalón 52 al 60.

Y si le seguimos, hete aquí que si en el 2001 México se ubicaba como la novena economía del planeta, en el 2008 retrocedimos al número 13.

¿Nos conformamos con la triste medalla de ser el país más abierto del mundo, por más que el de mayor desempleo y mortandad de industrias?

En lo que representa un sesgo en la tradicional guerra de las colas, Ajemex, la empresa fabricante de Big Cola, está demandando a Coca Cola por 30 millones de dólares, alegando prácticas monopólicas cometidas durante cinco años que van del 2003 al 2008.

La querella, apuntalada por una resolución de la Comisión Federal de Competencia, apunta a 15 embotelladoras de la firma, incluida, naturalmente, la estelar, es decir Femsa.

El eje de ésta plantea que, pese a la multa de 15 millones de pesos impuesta a éstas, se mantienen intactas las prácticas de desplazamiento indebido que la originaron.

 CATARATA DE AMPAROS

Con el inicio del año se inició una catarata de amparos por parte de empresas gigantes afectados por el nuevo esquema para la consolidación fiscal, que las obliga a pagar impuestos diferidos a partir del 2004.

La exposición de motivos habla de violar la Constitución al plantearse leyes con retroactividad, agravando la carga de pasivos de las compañías afectadas.

El golpe mayor es para las 21 empresas más grandes del país, entre ellas Teléfonos de México, Cementos Mexicanos, Televisa, Femsa, Cervecería Modelo, Bancomer, Banamex, Grupo Bal, Wal Mart...

 PIDIREGAS OUT

Con la cancelación de los bonos que le daban respaldo a las deudas contraídas por Petróleos Mexicanos, el gobierno le dio cerrojazo al capítulo Pidiregas, es decir los contratos de obra financiados por particulares, que según ello le permitirían a la paraestatal crecer al infinito en infraestructura.

Según la apuesta las facturas se pagarían una vez que se entregaran las obras... con el propio flujo generado por éstas.

El caso es que el cálculo falló por kilómetros, tantito por el retraso en la entrega de éstas y tantito por falta de financiadores para las constructoras.

El caso es que si los pasivos se incluyen en los estados financieros de la empresa pública, ésta se ubicaría en automático en un escenario de quiebra técnica.

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