Antier se ratificó públicamente lo que hace ya algunos días se había destapado: lo regidores de la administración municipal de Ricardo Rebollo y Mario Calderón sí se dieron su bono de marcha. Ello no es delito, es un abuso, es una inmoralidad a todas luces, pero es legal así que irrebatible para el efecto.
Sin embargo, la manera fue de lo más bajuna. Cuando se acercaba el fin del trienio anterior y era ya conocido que las finanzas gomezpalatinas estaban desfalcadas, los regidores sugirieron otorgarse el clásico bono de marcha. Públicamente el alcalde sustituto Mario Calderón, fijó su postura como miembro del cabildo negando en lo que a él le correspondería, no aceptaría que se otorgara dicho gasto, pero que la mayoría del cabildo podría decidir, así que la sensación era que no habría bono. Ingenuos ciudadanos todos, los regidores encontraron la forma luego.
Pasaron las semanas y vino el cambio de poderes. La alcaldía la asumió Rocío Rebollo, quien designó como tesorero al señor Miguel Chibli, de extracción panista. Los hoy ex regidores terminaron su mandato constitucional y del bono de marcha no se supo nada hasta que se publicó el estado de resultados del último bimestre, donde aparece el rubro de compensaciones extraordinarias con un monto de 5 millones extra. Esa cantidad se distribuyó en toda la estructura de los trabajadores del municipio, pero dos millones, 115 mil 613, es decir, casi la mitad se fue a dar entre los regidores y síndico. La información disponible no deja en claro si Calderón recibió también tan jugosa participación o se abstuvo de hacerlo, como lo había declarado. Este punto está por aclararse.
Con esto, se comprobó que los señores regidores, Anavel Fernández, Pedro Luna, Mario Ortega, Felipe Hernández, Virginia Leyva, Raúl Meraz, Carlos Sonora, Marcos Gómez, Efrén Guerrero (suplente de Sergio Uribe, quien ahora cobra como diputado local) y el síndico Efrén Peña, priistas todos, y también los panistas Alberto Castellanos, Carmen Virgil, Carmen Ávalos, Nareida Marmolejo, Lázaro Castro e Irene Garnier (suplente de Jorge Calero) se echaron a la bolsa una ayudita de alrededor de 140 mil pesos por cabeza, a cuenta del quebrado Gómez Palacio. Una vez más también quedó claro que ser sinvergüenza y abusón no tiene colores en la política, porque aquí los panistas se fueron de la manita con los tricolores. La constante parece en la mayoría de las personas que llegan a un cargo público, exprimir hasta lo posible al erario, en detrimento fundamentalmente de los fregados, quienes siempre sufren con mayor intensidad, las carencias a que los gobiernos normalmente nos tienen acostumbrados.
Este tema penosamente no va dar para más, porque como se señalaba al principio de este espacio, no hay disposición legal que impida o penalice los millones que los señores miembros del cabildo anterior se dispusieron a repartirse, pero sí vale la pena tenerlo en cuenta y en la mesa pública para tratar aunque sea en lo posible a través de la opinión pública, que los nuevos funcionarios, incluyendo por supuesto al cabildo en funciones, contengan un poco más su apetito voraz por el dinero público para que éste pueda ser canalizado en mayores proporciones al bienestar social, que es el fin último de cualquier estado digno de llamarse así.
Por lo pronto la lección que queda es que a los ex regidores les importó un comino lo que le habían hecho a su ciudad y su ayuntamiento al grito de "Gómez, no te acabes" y ciertamente se sirvieron con la cuchara grande, y además, cobardemente escondida.