GORDITAS. Su negocio está sobre la Ramón Corona, entre Morelos y Matamoros.
Don "Pascual" está a punto de perder su último combate frente a la vida; su negocio corre el riesgo de desaparecer ante la construcción de lo que será la Gran Plaza.
Tradición
Su nombre es Raúl López Ibarra, pero por todos es conocido como "Pascual", en honor a su padre, quien gran parte de su vida la dedicó a la venta de gorditas hechas en casa, que ahora son toda una tradición en el Centro de Torreón.
La aventura inició en el año de 1962, cuando Pascual, padre de Raúl, y doña María Trinidad, su madre, se encontraban en una difícil situación económica. Su padre era bolero y vendía billetes de lotería, oficio que no daba para mantener a ocho pequeños. Paseando por la plaza una mujer ofrecía gorditas en un kiosco, acción que despertó el deseo de su madre por iniciar un negocio similar.
"Fue entonces cuando mi padre dijo, tú las haces y yo las vendo. Así comenzó su venta frente al Palacio Federal". No fue sino hasta 1978, cuando se cambiaron a la calle Ramón Corona, entre las avenidas Morelos y Matamoros.
Mientras el negocio rendía frutos, Raúl probó suerte en la música junto a Jesús, su gemelo.
A los 17 años recorrió diferentes canta-bares. Pero las noches no siempre fueron aplausos para los hermanos, quienes tuvieron que tomar clases de boxeo para saber defenderse de los clientes rijosos.
Su profesión duró 13 años. Al final se dedicó totalmente al negocio que dejó su padre, el que ahora está en riesgo. El comerciante pide a las autoridades su apoyo para no terminar con la tradición.
"Esperemos que nos den la oportunidad (el Municipio) de establecernos donde mismo".
Raúl López
Vendedor de gorditas
Cambio
Después de más de 50 años, Raúl fue retirado de su lugar, pero solicitó el apoyo de una vecina para ofrecer sus gorditas afuera de su casa, frente a donde estaba la Presidencia.
