La tremenda sacudida que registró la capital de Haití hace más de una semana se extendió a prácticamente todo el mundo.
La noticia de más de cincuenta mil muertos fue el primer dato de impacto, pero luego fuimos estremecidos por el drama de ver al país más pobre y atrasado de América enfrentar una de las peores desgracias de los últimos tiempos.
Y todos nos preguntamos, ¿por qué Haití en donde el 80 por ciento de los habitantes vive en la miseria y más del 70 por ciento de la fuerza laboral carece de trabajo?
¿Por qué el terremoto no ocurrió en Puerto Rico, Cuba o incluso México, en donde existen más recursos y organización para atender una tragedia de tal naturaleza?
Sólo Dios lo sabe, lo cierto es que a pesar de las terribles pérdidas humanas y del enorme dolor que este sismo causó a los haitianos, emergen historias maravillosas como el rescate entre escombros de cientos de vidas y la adopción de niños haitianos quienes ahora enfrentan un mejor porvenir.
Pero sin duda en Haití se vive una cruenta guerra civil -sin balazos ni granadas- debido a la madre naturaleza y a la desorganización política y social que priva en ese país.
Esperemos que en cuestión de días la situación de emergencia se estabilice y la población de Haití reciba atención médica y alimentos necesarios para evitar una hambruna, mayor violencia callejera y una epidemia devastadora.
Estados Unidos entró rápido al quite entre la alegría de muchos y los rezongos de otros. Hay que abonarle el mérito al presidente Barack Obama, quien asumió un rápido liderazgo a diferencia de George Bush en el desastre de Katrina, en Nueva Orleáns.
Obama puso a trabajar a los ex presidentes Bush y Bill Clinton en un organismo para recabar donaciones en lo que fue sin duda una jugada política magistral.
La receta es ideal para aplicarse en México, el país saldría ganando si ocupan a Carlos Salinas y Vicente Fox en tareas humanitarias y los sacan de la "grilla" por un tiempo.
Haití comparte con la República Dominicana la legendaria isla La Española. Tiene diez millones de habitantes y debido a su dramática historia de esclavitud, dominación, huracanes y caos político, es considerada la nación más rezagada del continente.
Bill Clinton afirma que con una organización y apoyo adecuados, Haití puede convertirse en un país autosuficiente y exitoso. Clinton visitó por vez primera la isla en su luna de miel con su esposa Hillary y le tiene especial aprecio a los haitianos, aunque como presidente no hizo gran cosa por sacarlos adelante.
Infinidad de organizaciones y personajes que antes ignoraron a Haití, hoy se desviven por apoyarlo, es bueno que así sea y que la ayuda internacional fluya en mayores cantidades durante los próximos días, semanas y meses.
Estados Unidos, junto a las Naciones Unidas, tomó las riendas en las tareas de salvamento al enviar tropas, barcos y aviones con alimentos y medicinas, incluyendo un buque hospital con capacidad para atender 300 pacientes.
También México ha hecho su parte, mandó varios aviones y por lo menos un buque, además de la experimentada cuadrilla de rescate los "Topos".
La tragedia ahoga a los haitianos y seguramente lo peor está por venir una vez que inicien las penosas tareas de reconstrucción y cuando pase a segundo término en el plano mundial. Como bien dice el escritor Carlos Fuentes: "Haití no debe ser noticia hoy y olvido pasado mañana".
Pero no hay mal que por bien no venga. Así como Japón salió fortalecido tras las bombas atómicas y Europa resurgió al término de la Segunda Guerra Mundial, este terremoto podría ser el acicate que Haití necesita para encontrar su camino hacia el progreso.
Lo importante ahora es ayudar a los haitianos con lo que podamos, incluyendo las oraciones que en ocasiones son más efectivas que los dólares.
Por cierto, ¿estamos en Torreón, Mérida, Culiacán, Hermosillo o Guadalajara preparados para una emergencia similar? ¿Tiene usted y su familia su plan de contingencia?