Santos 'despedazó' 7-1 y con ello avanza a la final del Torneo Bicentenario. (Fotografías de Jesús Galindo López y Ramón Sotomayor Covarrubias)
Con una demostración contundente, goleadora y un juego casi perfecto, Santos Laguna masacró 7-1 (10-4 global) a Monarcas Morelia, para así clasificarse a la gran final del Torneo Bicentenario 2010, la sexta en toda su historia, donde se medirá al Toluca.
Para este marcador histórico, ya que es la primera vez que los Guerreros se despachan con esa cantidad de goles (la cifra más alta fue un triunfo de 6-4 sobre Reboceros de La Piedad en el Invierno 2001), Oribe Peralta se despachó con la cuchara grande con tres anotaciones.
Además, en la fase final del futbol mexicano se impuso un récord difícil de igualar, donde un equipo en el marcador global llegó al doble dígito en cuanto a goleo se refiere.
Y es que los laguneros, apenas con el silbatazo inicial de Armando Archundia, comenzaron con su mortífero ataque, mismo que fue repelido por los michoacanos, aunque solamente por un suspiro, ya que no supieron responder el arsenal ofensivo santista en el resto del cotejo.
Igual como el partido de ida, fue vibrante el duelo de vuelta, con muchos goles y emociones en ambas porterías, sin que los equipos se guardaran nada, aunque los visitantes resintieron en zona defensiva la ausencia de su capitán Mauricio Romero, suspendido justamente por la agresión al "Cepillo" Peralta en el juego celebrado en la capital michoacana.
Romano implementó un sistema agresivo, de toques rápidos y balones a las espaldas de los defensores enemigos, mismo que le dejó grandes beneficios, sin que Tomás Boy pudiera modificar su planteamiento.
Llegaron los racimos de goles, acercando a los albiverdes a la final y a los Monarcas a la inminente eliminación. Ante la desventaja de dos tantos, el "Jefe" Boy mandó en la misma primera mitad al terreno de juego a Borgetti, quien, luego de ser bien recibido por la afición comarcana, pocos balones tuvo a modo para poder hacer daño.
Con un dominio pleno, en cuanto al resultado, sistema y ritmo de partido, Santos dejó ir un par de oportunidades claras en los pies de Darwin Quintero. El "Científico del Gol" en una remató de manera incómoda y voló su remate, mientras que en la otra quiso burlar al portero Muñoz, pero el cancerbero purépecha alcanzó a quedarse con el esférico.
Un Arce inspirado, un "Chato" Rodríguez sobrio y un "Chema" Cárdenas descarado hicieron de las suyas en el medio campo, teniendo el control del cotejo sin que la monarquía pudiera inquietar el marco de Oswaldo Sánchez.
Para la parte complementaria, Rafa Figueroa tuvo que sustituir a un lesionado Olvera y aunque se notó fuera de ritmo de partido, el zaguero pudo adaptarse rápidamente a la exigencia de marcar a Rey, Droguett, Borgetti y compañía.
El concierto albiverde continuaba, y pese a los cambios del equipo local, la intensidad en cuanto a buscar la portería rival no cesaba, incluso Cárdenas perdonó a los morelianos, al chorrear su tiro de pierna izquierda.
Estrada era un demonio por sector derecho, con un Peralta que todas las pelotas ganaba y un Vuoso enjundioso por pelear cada balón, sin importar el sector de la cancha que estuviera. El sacrificio del "Guti", Oribe y Matías tuvo su recompensa, ante la aclamación de los aficionados, que se volvía más exigente con la celebración de los goles.
