Productivas. Hay un gran potencial para la industria semillera en México, según Sagarpa. EL SIGLO DE TORREÓN / SERGIO REYES
México cuenta con 34 mil 143 muestras de especies vegetales resguardadas y 140 variedades protegidas, como una forma efectiva de enfrentar la biopiratería y hacer frente al reto de la seguridad alimentaria, informó el delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Ignacio Corona Rodríguez.
Según datos de esta dependencia, el Gobierno Federal pondrá en operación el Centro Nacional de Recursos Genéticos, que preservará los recursos genéticos originarios de México, con al menos 23 mil 500 muestras de variedades agrícolas, además de otras acuáticas, microbianas, forestales y pecuarias.
Para contar con una oferta oportuna de semillas se fortalece el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS); el Programa de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (SINAREFI); y se impulsan dos proyectos que son de suma importancia para mejorar el futuro de la agricultura en México: el Centro Nacional de Recursos Genéticos y el Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional.
En el SNICS existen dos mil 424 personas físicas y morales en el directorio de productores, obtentores y comercializadores de semillas; dispone de un laboratorio central de referencia para el análisis de semillas; y existe un catálogo nacional de variedades vegetales, con más de mil 494 variedades completamente caracterizadas.
A través del SINAREFI, se coordinan más de 312 investigadores y al menos 50 universidades, institutos tecnológicos, productores, asociaciones civiles y Sistemas Producto, para el estudio, conservación y uso sustentable de nuestros recursos genéticos a través de cinco macro-redes (básicos, frutales, hortalizas, ornamentales y subutilizados -romerito, quelite, yuca, etcétera-) y 45 redes específicas por producto.
De acuerdo con la Sagarpa, ante el reto que implica producir más alimentos en el futuro, así como disminuir los efectos del cambio climático, es necesario consolidar una industria semillera nacional, que atienda la demanda de insumos innovadores para los productores agrícolas. Por ello, la industria debe cubrir un amplio espectro: desde las semillas criollas hasta las genéticamente modificadas.