Recorrido. La construcción del túnel avanza por lo menos tres metros diariamente.
Hasta ahora, los túneles de la ciudad de Durango no han pasado de ser sólo un mito, nadie ha dado fe de su existencia; sin embargo, las leyendas de las redes subterráneas que intercomunican edificios del Centro Histórico de esta capital gestaron la idea de construir el primer museo minero bajo tierra del país.
Poco común resulta ver a hombres acostumbrados a abrir camino con pólvora entre cerros o perforar superficies escabrosas, ahora construyendo un gran conducto justo bajo el primer cuadro de la ciudad. Sin embargo, ellos son los expertos en este tipo de trabajos y a ellos se les confió la obra de un museo que abrirá las puertas al público en los primeros meses de 2011.
El plano del túnel contempla un trayecto de 290 metros; se trabaja con dos frentes, uno en la Plaza de Armas y otro en la plazoleta que está frente al edificio del Arzobispado, con un avance diario de tres metros y con una plantilla de 75 trabajadores que se reparten en dos turnos.
Actualmente se han perforado 23 metros longitudinales del túnel que tiene un cuerpo de 3.0 por 3.20 metros y que conforme avanza su construcción deberá tener una profundidad de 9.50 metros (medida del suelo de la calle al suelo del museo).
La obra ocupa a perforistas, soldadores, choferes de camiones de carga, personal de supervisión y ayudantes en general, quienes trabajan sin mayores contratiempos a los que se presentaron durante la temporada de lluvias.
En recorrido con El Siglo de Durango por el sitio donde se construye el museo subterráneo, César Guillermo Rodríguez Salazar, secretario de Obras Públicas del Estado (Secope), explicó que el ritmo de trabajo permitirá que para finales de diciembre la excavación esté concluida.
Después habrá que iniciar con los trabajos de equipamiento, museografía y adaptación del lugar para que el público pueda tener una alternativa distinta de entretenimiento que a su vez se conjuga con el resto de la obra turística realizada en torno al Centro Histórico de la capital.
TOMA FORMA
Para comenzar con el recorrido, el funcionario estatal mostró los planos y bosquejos de cómo se trabaja y hasta cómo quedaría conformada la plazoleta del Arzobispado, a la cual se le harán algunos mejoras y adecuaciones; los accesos al subterráneo y demás implementos que habrá que hacer para su acondicionamiento.
Luego, el descenso por una escalinata de madera que los trabajadores improvisan a la boca del túnel y en el que luego de varios metros, el encargado de la obra Gerardo Moreno, quien acompaña el recorrido, señala el hueco que se ha conformado para el primero nicho de exhibición del museo.
Bajo tierra muestra los arcos de acero colocados con un metro de distancia entre sí, mismos que sostienen una malla de varilla de acero y que a la vez son recubiertos con concreto lanzado, mientras que en la parte inferior de la galería, refuerza un riel de viga. Esto descarta la posibilidad de derrumbes.
Y es que se debe hacer un trabajo que garantice la seguridad de los usuarios, señala el trabajador de Grupo Germo, compañía que a su vez está a cargo de la construcción de túneles en la supercarretera Durango-Mazatlán.
"Es una labor distinta a la que se desarrolla en la construcción de la carretera; allá trabajamos con superficies rocosas y por ende es necesario emplear explosivos, pero aquí el suelo es relativamente blando, hasta ahora sólo se han encontrado arcillas y arenas además de la compactación de tierra, por eso se trabaja sólo con excavadora", mencionó Moreno.
TRABAJO DELICADO Rodríguez Salazar destaca que se han tenido que tomar muchas precauciones en torno a esta labor, ya que en primera instancia fue necesario crear un registro fotográfico (notariado), con la finalidad de deslindar o amparar responsabilidades en daños a inmuebles a causa de la obra. Aunque este riesgo es lejano.
Por otra parte, fue necesario hacer algunos estudios, debido a afirmaciones de vecinos respecto de que a escasos metros del lugar se encontraban criptas del convento de San Francisco, aunque el análisis resultó negativo y hasta el momento no se ha encontrado ningún tipo de rastro.
"No descartamos encontrar algún vestigio, que podría ser arqueológico o histórico, pero hasta el momento no ha salido nada que no sean materiales de excavación", dijo el funcionario estatal.
Por lo pronto, la obra avanza en sus dos frentes y se espera que los trabajos de excavación se encuentren bajo la esquina de la calle Francisco I. Madero y la avenida 20 de Noviembre.
LO QUE VIENE
El museo contará con un ascensor que permitirá a las personas con alguna discapacidad también disfrutar del paseo en el lugar, taquillas, oficinas, módulos para la venta de recuerdos, además de instalaciones eléctricas adaptadas a la necesidad que se requiere para ver bien bajo tierra.
El desagüe pluvial será otro elemento que deberá estar debidamente adaptado para evitar la anegación del lugar, además del clima artificial que evitará la sensación de sofocamiento, equipo contra incendios y señalización.
Las galerías de exhibición serán adaptadas de acuerdo con los trabajos de museografía realizados de forma posterior a la culminación del túnel.
Por seguridad, ya se contempla que los recorridos por el museo de minería se realizarán con grupos de entre 40 y 50 personas como máximo.
LEÓN CARMELO ALVARADO / El Siglo de Durango
GUILLERMO RUIZ Supervisor de obra
CÉSAR GUILLERMO RODRÍGUEZ
Titular de la Secope
Precaución
Se han tenido que tomar muchas precauciones en torno a esta labor; en primera instancia, fue necesario crear un registro fotográfico.
Margen
Con dicha medida, la Secope puede deslindar o amparar responsabilidades en caso de daños a inmuebles por causa de la obra.
