En el marco del Mes de la Familia, especialistas en el tema destacan la importancia de que desde este seno de formación se establezcan límites a los hijos, como parte de una disciplina que les ayudará a su desarrollo personal.
En la actualidad, los padres de familia se enfrentan a la enorme responsabilidad de cuidar de sus hijos pero también, desarrollarse profesionalmente porque así lo exige el nivel de competitividad, y esto les ha impulsado a continuar con sus estudios o especializarse en las áreas en que se desempeñan.
En la medida en que han crecido sus ocupaciones, se ha reducido el tiempo de calidad con los hijos, de manera que éstos tienden a crecer solos y en ocasiones, carentes de la atención y de reglas claras en cuanto al comportamiento como integrantes de una familia.
Esto ha dado lugar a que los menores sobre todo, no tengan una claridad en cuanto a los límites que deben respetar, lo que da lugar a conductas negativas que llaman la atención de los padres hasta que, por ejemplo, se les manda hablar de la escuela por las malas notas del niño o porque tuvo un mal comportamiento.
En la adolescencia, la falta de límites suele hacer crisis generando confusión entre los chicos, así como un riesgo de caer en hábitos nocivos que pueden marcar su vida en la adultez.
En ese sentido, se refiere la importancia de traducir el poco o mucho tiempo que se está en casa, a un periodo de calidad en cuanto a la comunicación y contacto con los hijos, sin perder de vista la figura de autoridad que se debe tener como madre o padre de una familia.
El dejar pasar la disciplina y las reglas, no compensa el poco tiempo que se les dedica a los hijos, quienes por el contrario, están demandando una figura de autoridad que los guíe y les enseñe a ser mejores personas.
Nuestra Realidad
Recomendaciones
Especialistas destacan la importancia de:
⇒ Dedicar tiempo de calidad a los hijos, reforzando la comunicación y el contacto con ellos.
⇒ Establecer reglas claras que deben seguirse dentro y fuera de casa.
⇒ Fijar límites que deban respetar desde pequeños hasta su vida adulta.