Creatividad. Pieza creada por el colectivo NEL y la comunidad de Tosepan.
EL UNIVERSAL
Unos traen la herencia y los otros la visión contemporánea. Cuando deciden sentarse a trabajar juntos el resultado es múltiple: objetos y muebles que son obra conjunta entre diseñadores y artesanos o comunidades especializadas en un oficio.
Esa experiencia es la que presenta la exposición Hecho a mano: nuevos procesos colaborativos de diseño, que está en Casa del Lago. En cinco salas se ha distribuido el trabajo de diseñadores y colectivos que con comunidades de todo el país han aprendido unos de otros, y creado desde sillas, mesas y libreros, hasta macetas, lámparas, vajillas y pisos.
Cada pieza está hecha a mano y, junto a ella, hay un registro visual del proceso de esa suerte de "prueba y error" que condujo a un resultado en el cual el artesano advirtió nuevas variantes para su trabajo en tanto que el diseñador aprendió a incorporar conocimientos tradicionales a su experiencia creativa.
"Todos aprenden, dialogan y llegan a un resultado. Siempre hubo intercambio y se dio el encuentro de algo nuevo; partieron de un camino, una idea y a veces hubo accidentes, pero el proceso dio resultados", describe Cecilia León de la Barra, quien es curadora de la muestra y diseñadora, además de ser integrante de NEL, uno de los colectivos que expone aquí sus trabajos.
Junto a NEL, los demás diseñadores que participan en la exposición son Óscar Hagerman, Kythzia Barrera, Sonia Lartigue. Figuran los talleres Suro, de Tlaquepaque; Job García Moya, de Iztapalapa; la familia Piña, que trabaja en la Ciudadela, en la Ciudad de México; la sociedad cooperativa Tosepan en Puebla, y artesanos de comunidades de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Querétaro y Yucatán.
"Creo que el mundo está cansado de la globalización, de que todo se vea igual. Ahora hay un volver a las raíces. Aquí se ve lo que es único, se siente que cada una de las piezas sale diferente, tiene un valor agregado. Estos objetos remiten a una cultura, una herencia, una localidad", describe la curadora.
"Hay quien estuvo dispuesto al reto -cuenta la diseñadora-, hay quien se resistió, luego se encaminaron. Lo importante de esto es la generación de alternativas de trabajo. México es un país muy rico en los oficios, en materiales y a partir de este tipo de proyectos podrían crearse muchos más trabajos".
La muestra inicia con una sala dedicada al arquitecto y diseñador español Óscar Hagerman quien desde comienzos de los años 60 ha realizado trabajos con comunidades de Puebla y otros estados del país, que combinan la estética tradicional con las tendencias contemporáneas. En la exposición se presentan ejemplos de sus piezas más conocidas, como la línea Cariño, y trabajos recientes.
Una segunda sala presenta "el intercambio" entre Kitzia Barrera y el Colectivo 1050° quienes rescatan la labor y materiales de tres comunidades de Oaxaca que trabajan el barro rojo. Ellos idearon una serie de lámparas y vasijas con una lectura contemporánea.
De la Cerámica Suro, de Tlaquepaque Jalisco, un taller que empezó en el año 51 y desde sus inicios ha colaborado con arquitectos y diseñadores, se muestra una línea del tiempo de la historia de sus cerámicas, y los trabajos de los últimos años realizados en colaboración con otros creadores. Han trabajado con más de 60 artistas mexicanos y extranjeros.
NEL, que está integrado por Ricardo Casas, Alejandro Castro, Héctor Esrawe, Emiliano Godoy y Cecilia León de la Barra, presenta un piso que se realizó con el taller de Job García Moya, especializado en hacer pisos de pasta, un oficio que se ha ido perdiendo en el país. Juntos crearon un molde nuevo, cuya imagen es una "síntesis" de una fotografía de la Ciudad de México, con sus casas de concreto en las que aparecen algunos colores. NEL también trabajó con la cooperativa Tosepan en una serie de mesas y diseños que parten del bambú y que generaron diversas variantes.
La diseñadora industrial Sonia Lartigue creó con la familia Piña, artesanos de la Ciudadela, nuevas lámparas y cajas de luz a partir de la técnica del encañolado. La diseñadora y los artesanos exploraron nuevas opciones, lo cual les permitió reinventar su tradición a partir de nuevas formas.
"El sentido es ver cómo se explora lo contemporáneo desde la tradición", concluye De la Barra.