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Historietas desde La Laguna

La Laguna tiene creativos, pero no ha despuntado, aún, en el campo del cómic

Ilustración realizada por Edgar Salazar.

Ilustración realizada por Edgar Salazar.

Gustavo Torres

Hay grupos de teatro y se hace teatro. Hay talleres literarios y se hacen libros. Así podemos seguir con el baile, la pintura... En mayor o menor medida se llevan a cabo como manifestaciones de la vida de la región o, por lo menos, pasatiempo. Sin embargo, al revisar el espectro de posibilidades creativas, entre las que se encuentran relegadas está el “cómic”, esa serie de “cuadritos” que nos cuenta generalmente historias de buenos y malos con superpoderes o dramas que han llegado con éxito a la pantalla grande.

Quien tenga curiosidad puede hurgar entre publicaciones y convenciones y se dará cuenta de que esta práctica sí existe en la Comarca Lagunera. Incluso hay quienes trabajan para compañías de Estados Unidos a nivel profesional... entonces... ¿por qué no destacamos en esa área?

La tinta no fluye

Edgar Salazar trabaja para Dynamite Entertainment, del país de las barras y las estrellas. Su firma aparece tanto en portadas como en interiores y hoy goza de un contrato de exclusividad por el cual realizará 36 números. Es decir, tiene trabajo suficiente para varios años.

“El camino fue muy largo”, platica sentado en su estudio, rodeado de computadoras, mesas de dibujo, lápices y bocetos. “Te podría decir que los contacté y les mostré mis trabajos y ya. Pero antes de eso hubo mucho trabajo”.

Egresado de la Universidad Autónoma del Noreste de la carrera de Diseño Gráfico, explica que por lo menos pasó 12 años perfeccionando su dibujo antes de que llegara un contrato.

“Fui a varias convenciones en Estados Unidos a enseñar mis trabajos. Vas aprendiendo en lo que estás fallando”. Editor tras editor, Edgar recorría convenciones como la de San Diego, sin siquiera oportunidad de pasearse como aficionado. El tiempo se iba en hacer fila y recibir críticas. Comía sólo una o dos veces y las jornadas eran largas. Pero hubo recompensa.

Su historia inició hace más de una década, con lo que se suele llamar “boom” del cómic, en el norte del país, en el que aparecieron personajes como Ultrapato en Monterrey, creación de otro Edgar, de apellido Delgado, quien demostró a los entonces adolescentes que sí era posible llegar a algo serio en el mundo de las historias entintadas.

Salazar creó su propio cómic, Leviathan, una historia oscura que publicó de forma independiente tras concluir sus estudios universitarios. Sólo pudo materializar un número.

Posteriormente, en una de las convenciones, mientras esperaba ser recibido por los editores de Marvel, se acercó un señor cuya editorial no tenía stand. Al grupo que estaba junto a Edgar Salazar le pidió que le mostraran sus dibujos y además, les dejó su tarjeta. De ahí surgió el primer trabajo: Arcadius Press, dedicada a la realización de comics educativos y religiosos. Siguió con Blue Water Productions donde hizo dos números de relleno y uno completo de Victoria’s Secret Service. “Mandé esas muestras a Dynamite, me contactaron y negociamos los contratos”.

Como él, Tony Galván también llegó a los rumbos gringos y hoy se enfoca al color. Suricata Comics es un equipo local que ha realizado historietas para el equipo Algodoneros.

Pero no todos lo logran. José Joaquín Sánchez tiene 37 años, 20 de los cuales se ha esforzado por sacar a la luz un cómic propio. Ya publicó algunas páginas en Antartic Press pero sigue trabajando en lograr algo más.

De ser un hobby, los comics se convirtieron en algo de suma importancia en su vida, creó un personaje y antes de que se diera cuenta había realizado 108 números, sólo por entretenerse, “fue cuando dije: de aquí soy”.

“Pero me topé con la realidad de que aquí no existe mercado ni las condiciones”, recuerda.

En la época del ya mencionado “boom”, “veíamos a Ultrapato y el glamour que lo rodeaba y querías ser como él. Edgar Delgado nos decía que no era fácil pero no hicimos caso”.

Señala algunos de los problemas. “En México lo que nos falta es continuidad, propuestas que tengan una línea, crear un universo que sea constante. Ahora los lectores exigen más ya no es ‘yo soy el bueno, tú el malo y nos vamos a matar simplemente porque soy el bueno y tú el malo’. Nos hace falta aprender de quienes hicieron el mercado: Estados Unidos, España y Japón sentaron las bases y nos guste o no, sus fórmulas funcionan y tenemos que aprender de ellos para que algo funcione”.

La tinta se seca

Si el mercado es el problema ¿cómo es que existen tiendas de comics en la región y sobreviven? Etcétera es uno de los casos. Iván Cuevas y Alfa González, quienes se autodenominan “fans del negocio” aclaran que lo que los hace permanecer con vida son precisamente las convenciones grandes que se realizan, por ejemplo, en Monterrey, donde venden producto. Entonces ¿realmente no hay interés en la región?

“Hay cierta edad en donde sí, a muchos les interesa”, dice Iván. “Sobre todo la parte de secundaria y prepa es donde muchos tienen el interés, les gusta dibujar y dicen ‘ah bueno, me gustaría hacer mis historias’. Se acercan con nosotros y buscan material de cómo aprender a dibujar. Pero no existe realmente una educación profesional para dedicarte a hacer comics. Y con el tiempo, pierden la inquietud”.

Eso podría explicar, al menos en parte, la desaparición de personajes en La Laguna. Raquetas, Chérfulis, La Familia Clasemediero, Comikitos, El Show de Platanito, son algunos de los títulos que aparecían en formato de historieta dominical o como tira diaria en algunos periódicos. Hace años que dejaron de respirar en el papel.

Jesús Sifuentes Sujo es uno de los que logró aparecer en los diarios. Tras una convocatoria publicó Supernova. Sin embargo, lo suyo no es solamente el comic. Estudia Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de La Laguna, pero él lo que quería era Artes Plásticas. Antes de eso su interés estaba en Guadalajara, en la animación, el cine y los efectos especiales.

Confiesa que no es asiduo consumidor de comics y tampoco suele ir a las convenciones. A pesar de ello, hacer su historieta le emocionaba.

En el momento en que Proyecto Supernova dejó de publicarse “yo ya tenía historia como para más de un año”, lamenta.

“Sí me gustaría volver a sacarla”, pero también le interesa llegar a trabajar para Hasbro, en el área de Transformers, ha hecho esculturas y ganó al lado de un grupo de amigos y conocidos el concurso de graffiti del Santos Laguna. Lo suyo, pues, es la creatividad, en cualquier formato.

La tinta hace manchas sin rumbo

La falta de educación formal dirigida al cómic es un obstáculo. “No hay algo como ‘ya te graduaste, ahora vete a Marvel’”, interviene Alfa. “Muchos creen que el camino es estudiar Diseño Gráfico y son cosas totalmente diferentes”, dice Iván Cuevas.

No todos piensan así. “Al estudiar Diseño Gráfico y hacer comics se enriquecen las dos áreas”, afirma Jesús Avilés, egresado de Diseño Gráfico de la Universidad La Salle y quien además de dar clases en el Tec Milenio, es aficionado a estas historias. ¿Compraba lo hecho en casa? Sí, y lo mexicano, pero lo dejó. Hoy su atención está enfocada en DC.

“Hace unos cuatro años sí consumía independientes mexicanos, lo que sacaba Bef, Bachán y otros. Ahorita ya no compro porque me di cuenta que no pasaban del número tres, no hay continuidad, su producción no es tan constante como para que me exija consumirlo”.

“La historieta es un proceso y requiere seguir ciertos pasos, algunos de los cuales no son tan divertidos”, dice Roberto Pérez, creador de Evaristo, una historieta que se publicó domingo a domingo por más de diez años.

“Primero hay que pensar las ideas principales, luego crear los personajes, dibujarlos en distintas formas, hacerles un estudio completo, una ficha con sus características y orígenes. Todos esos pasos algunas personas se los quieren ahorrar, no quieren hacer el guión ni la adaptación, quieren dibujar directamente, pero los factores que no se quisieron abordar tarde que temprano hacen que la historia no tenga esencia. Quieren que la historieta salga como arte de magia pero esa magia no existe”. Eso causa, además, que los paneles o cuadritos resulten rígidos entre otros errores. “Esas historias no van a funcionar”, sentencia.

“Las nuevas generaciones están más metidas en la onda electrónica, les falta creatividad, imaginación y les da flojera”, critica Alfa.

Hace falta disciplina. Pero sí existen personas conscientes de la responsabilidad que todo esto implica. “Hubo grupos en los que estuve, uno en especial, de Florencio Zavala, que fue más que mi amigo, el editor”, recuerda José Joaquín. “Cosa que hacía mal me hacía repetirla. Él me hizo entender que nosotros vemos el cómic del lado bonito, de parte del lector, pero hay un dibujo de Jim Lee donde se pone con al espalda rota, encadenado al restirador y con un jefe dándole latigazos día y noche... es un trabajo duro, pero con muchas recompensas”.

La tinta en el futuro

De acuerdo a una votación realizada a través del sitio www.elsiglodetorreon.com.mx, la cual respondieron más de 900 personas, un 54% no solamente no ha leído historietas de autores locales, sino que además desconoce su existencia. 30% sí las ha visto. Queda claro que hay fallas en este renglón de los comics... ¿todos son atribuibles a los creadores?

“A nivel nacional se presentan problemas de distribución y yo los viví a nivel regional”, comenta Edgar Salazar. “Aquí aceptaron distribuirme Leviathan a cuenta de que yo no se lo diera a nadie más y aunque los voceadores manejan la mayoría de los puestos de revistas no son todos, así que no lo podía mover con otros hasta que ellos no vendieran lo acordado. Se me quedaron unos 500 ó 600 ejemplares que al final le regalé a un amigo que tenía tienda de comics para que los diera en la compra de algo”. Señala, además, que el tipo de cambio ha perjudicado el mercado.

Iván indica que además sí serviría de algo que hubiera un empresario que invirtiera, que empezara con los que ya están y eso crearía el interés.

Por su parte, Jesús Avilés aclara que el caso de Monterrey, donde sí existe semillero de creadores de comics, se sostiene porque ya hay una industria “el que hace, compra, y las tiendas venden lo que él hace. Los que crean comics dan clases, lo que esparce la semilla, hay quien paga para que enseñe bien y quien paga por aprender. Todo esto lleva unos 20 años”.

Internet está ofreciendo muchas ventajas a los creadores actuales. José Joaquín planea lanzar su historia, una que ha madurado por muchos años, a través de un sitio, atraer fans y, en un futuro, poder vender sus comics aunque sea a un precio módico. Los comics por la red abren también una posibilidad, aunque a través de celulares no resultan del todo atractivos, las tabletas de reciente manufactura podrían ser una opción de distribución económica y masiva, aunque se pierda el romanticismo del papel.

Los entrevistados coinciden en que la Comarca Lagunera no va a morir si no tiene personas dedicadas a los comics, pero de motivarse este medio, se estarán creando opciones de entretenimiento, de expresión, que a su vez podrían abrir otros negocios como ser fuente de inspiración para el cine, como ocurre en Estados Unidos.

“El arte sostiene a las naciones y es la base de una mejor sociedad”, finaliza Roberto Pérez, quien está seguro de que al exponer a la población a la creación, la violencia disminuiría.

La tinta, como debe ser

Además de los ya mencionados, existe una serie de situaciones que se deberían llevar a cabo para que un “cómic lagunero” fuera posible. Los entrevistados recomiendan:

• Ser humilde, aceptar críticas. Ir a convenciones para recibir observaciones de los trabajos. Habrá detalles que gusten a un editor, mismos que otro detestará. Es necesario tener criterio para identificar lo que sí debe cambiarse.

• Aunque es posible vivir de esto, no se debe esperar ser millonario. Se le invierte tiempo, pero también dinero, el equipo y materiales cuestan y no se podrá recuperar la inversión con el primer ejemplar vendido.

• Enviar portafolios, a tantas editoriales como se pueda.

• No es necesario trabajar en el país en el que se publicarán los comics. Internet da ya muchas comodidades. Ser cortés y dar seguimiento por correo electrónico sin ser asfixiante será de utilidad.

• Estar consciente de que es un trabajo al que se le tiene que dedicar de 12 a 14 horas diarias, incluso en domingo.

• No necesariamente todo debe hacerse solo. Abrirse a las propuestas de otros, apoyarse mutuamente, dividir el trabajo, todo eso hará que el resultado sea mejor. Relacionarse por medio de redes como deviantArt permite obtener trabajos de diferentes envergaduras.

• Hacer negocio desde hoy, dibujar para quien lo pida y cobrar por ello.

• Fijarse metas alcanzables que nos ayuden a mantenernos motivados: empezar con historias de pocas páginas que sirvan para demostrar que se sabe hacer un trabajo completo.

• Hacerse promoción en las convenciones, si ya se tiene algo impreso pedir oportunidad a los expositores de colocar ahí el producto a la venta por una módica comisión.

• Tener siempre bien definidos los personajes, a qué público se va a llegar y qué tan rápido se podría recuperar el dinero.

• Buscar las convocatorias en los sitios de las

editoriales.

• Ser disciplinado, respetar fechas.

• Apoyarse en la Red.

• Dibujar, dibujar, dibujar. Evolucionar, evolucionar, evolucionar.

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EDGAR SALAZAR

Aunque de momento no puede trabajar para otros, sí tiene la intención de realizar algunos proyectos por su cuenta, ya cuenta con un “plot” en sociedad con una migo de Estados Unidos.

ROBERTO PÉREZ

Tiene ahora una escuela de dibujo, en la que orienta a infinidad de nuevos talentos.

JOSÉ JOAQUÍN SÁNCHEZ

Espera volver a publicar con Antartic Press y publicar su cómic por Internet.

JESÚS SIFUENTES

Recientemente realizó un par de esculturas con chatarra para la UAL.

JESÚS AVILÉS

Crea personajes para diferentes fines y desde las aulas inspira a numerosos jóvenes que tienen la inquietud por el dibujo.

“Las convenciones locales sólo se enfocan al manga, eso las limita”.

José Joaquín Sánchez

“Tiene que haber buenas historietas para que un empresario se anime a invertir en ellas”.

Roberto Pérez

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