Homenaje. Varias personas recuerdan a las víctimas del terremoto de Yushu en un acto organizado en Wuhan, en la provincia china de Hubei. EFE
Miles de funcionarios, soldados y civiles se reunieron ayer en ceremonias efectuadas en toda China en honor de las 2 mil 46 víctimas que perecieron en el sismo de hace una semana en una remota región tibetana.
Empero, a las ceremonias no acudió un solo monje budista tibetano. Los monjes, que acudieron por miles a las zonas afectadas por el sismo para ayudar en las labores de rescate, dijeron ayer que recibieron orden de abandonar la región, un aparente indicio de la inquietud con que el Partido Comunista vio su participación en las tareas de socorros.
En el epicentro del sismo en el condado de Yushu, en la provincia occidental de Qinghai, centenares de rescatistas, residentes y niños en uniforme escolar guardaron silencio en una ceremonia retransmitida por televisión a todo el país y efectuada en una colina coronada por los escombros que dejó el sismo.
Las banderas nacionales flamearon a media asta entre el fragor de las sirenas y bocinas de los vehículos luego de tres minutos de silencio que comenzaron a las 10 de la mañana.
Vestido de negro y con una flor blanca en la solapa, Qiang Wei, el secretario general del Partido Comunista en la provincia de Qinghai, pidió a la población que se una y reconstruya la zona arrasada por el sismo, que dejó además más de 12 mil heridos.
