El tenista español Rafael Nadal, número uno del mundo, consideró que llega 'un poco mejor' que en otros años al US Open. ( AP)
Rafael Nadal quiere enfatizar algo cuando le recuerdan que el Abierto de Estados Unidos es el único torneo del Grand Slam que no ha domado. Y para ello la palabra obsesión ahora es de uso frecuente.
Nadal está consciente que tiene una deuda en Nueva York, donde lo más lejos que ha llegado han sido las semifinales de las últimas dos ediciones.
Con apenas 24 años, el palmarés del número uno del mundo es de lujo. Cuenta con ocho títulos en las grandes citas, cinco en Francia, dos en Wimbledon y uno en Australia.
¿Algún apremio para convertirse en el séptimo hombre con la colección completa de Slams? Pues parece que no. La actitud del español más bien suena a displicente, con toda la paciencia del mundo con miras al torneo que se pone en marcha hoy lunes.
"Yo espero tener otra oportunidad para jugar bien aquí y con la posibilidad de ganar. Pero sin ninguna obsesión. Estoy más que conforme con lo que tengo en la casa, con todos los torneos que he ganado", afirmó Nadal,
Diversos factores han conspirado contra Nadal en el cemento de Flushing Meadows. Uno es la superficie, cuya velocidad coarta que imponga su estilo que abruma al oponente con esos golpes de efecto 'liftado' que tanto daño hace en otro tipo de pistas, sobre todo la arcilla. Pero Nadal ha demostrado que puede ganar en cualquier parte, con una impresionante voluntad para adaptarse a todo.
El otro aspecto -el que más ha incidido- es el físico. A esta altura del año, Nadal ha llegado a Nueva York fundido por la carga de partidos de los meses previos y siempre ha habido una lesión de por medio.
Hace un año, Nadal recibió una paliza 6-2, 6-2 y 6-2 ante el argentino Juan Martín Del Potro, una de sus peores derrotas que haya sufrido en las grandes citas. Mermado por una dolencia en los abdominales, su descripción al despedirse fue que había terminado "destruido" físicamente.
Algo similar ocurrió en 2008, cuando cayó desbordado ante Andy Murray en la misma instancia. Ese fue el año que conquistó la medalla olímpica de oro en China, al otro lado del mundo, y era el jugador con más partidos disputados dentro del circuito.
Sin embargo, este año las cosas lucen bastante diferentes. Después del doblete Roland Garros-Wimbledon, completado a comienzos de julio, Nadal preparó el resto del año con la clara idea de regular sus fuerzas, cuidar las rodillas y presentarse lo más fresco posible.
Sólo ha jugado siete partidos después de Wimbledon, aunque no cosechó títulos en la gira de cemento en Norteamérica.
Para John McEnroe, cuatro veces campeón del Open estadounidense, Nadal "ha hecho exactamente todo lo que necesita hacer". "Esta es su mejor oportunidad, quizás la mejor oportunidad que tenga para ganarlo", añadió.
Del Potro no defenderá su título debido a que no se recuperó a tiempo de una operación en la muñeca derecha. Su némesis Roger Federer siempre es el candidato predilecto, pero no pasó de los cuartos de final tanto en Francia como en Wimbledon.