Una nueva especie de homínido llamado Australopithecus sediba, de dos millones de años de antigüedad y que fue localizado en una cueva ubicada en Sudáfrica, podría ser el ancestro de las primeras especies Homo, lo que arrojará luz sobre la evolución de la humanidad.
De acuerdo con un artículo que publica la revista “Science”, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, se descubrieron partes de dos esqueletos de homínidos que caminaban de forma vertical y que podrían responder algunas preguntas clave sobre el origen del ser humano.
Los fósiles, de entre 1.95 y 1.78 millones de años de antigüedad, permitieron la reconstrucción de las características físicas de esta nueva especie de Australopithecus, así como el antiguo entorno en el que vivió y murió, que indican que la transición de los primeros homínidos al género Homo ocurrió en etapas muy lentas.
Los fósiles tienen una estructura ósea similar a la de la especie Homo más antigua, parecidos a un Australopithecus, como la famosa “Lucy”, sin embargo, de cuerdo con Lee Berger, de la Universidad Witwatersrand de Sudáfrica y autor principal del descubrimiento, todavía no es posible establecer la relación de proximidad evolutiva del Austalopithecus sediba con otras especies asignadas al Homo primitivo.
Algunos científicos creen que el género humano Homo evolucionó a partir del Australopithecus hace poco más de dos millones de años, pero esta hipótesis ha sido ampliamente debatida por otros expertos que proponen una evolución a partir del género Kenyanthropus.
El debate sobre los ancestros
Antes de este descubrimiento, los investigadores podían acomodar fácilmente el registro completo de fósiles candidatos para ser el origen del género Homo, no obstante, con este descubrimiento y con la riqueza de fósiles que se han recobrado, la situación ha cambiado y se ha vuelto más compleja, pero los paleontólogos creen que esta nueva especie podría eventualmente aclarar el debate y ayudar a revelar a nuestros ancestros directos.
“Podemos concluir que esta nueva especie comparte más características derivadas con el Homo primitivo que con cualquier otra especie australopiteca conocida y, por tanto, es un candidato a ser el ancestro del género o un grupo hermano de un ancestro cercano que persistió durante cierto tiempo tras la primera aparición de Homo”, explica Berger.
Al analizar los rasgos físicos y las características únicas de la pelvis y los dientes, los investigadores concluyeron que se trata de formas compartidas con especies antiguas de Homo, por lo que sugieren que la nueva especia es descendiente del Australopithecus africanus; tiene brazos largos como un mono, manos de gran alcance, una pelvis muy avanzada y piernas largas que les permitían andar erguido a trancos; fue el inicio de una nueva forma de moverse más eficiente en términos de energía y más rápido como un ser humano.
Los homínidos u homíninos son una familia taxonómica a la que pertenecen el ser humano (Homo sapiens), los simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos), los neandertales y ancestros como el Homo erectus, con la característica de la locomoción bípeda y los cerebros grandes.
El hallazgo de los restos
La investigación inició en 2008 en una cueva llamada Malapa, en un sitio protegido por ser Patrimonio de la Humanidad en Sudáfrica, a 40 kilómetros de Johannesburgo. Lee Berger, junto con un equipo de 60 investigadores de Estados Unidos, Suiza y Australia, descubrió los dos esqueletos parciales que incluyen la mayor parte de un cráneo, pelvis y tobillo de dos Australopithecus sediba -una hembra adulta y un macho joven o niño- que fueron encontrados juntos y en un muy buen estado de conservación.
Los fósiles fueron localizados dentro de la cueva entre los restos articulados de un tigre dientes de sable, un antílope, una hiena, ratones, conejos, un gato salvaje, un perro salvaje y un caballo, en un suelo de sedimento calcificado tan duro como el concreto, lo que indica que la sincronización de su muerte estaba estrechamente vinculada en lo que parece haber sido un pequeño lago o piscina de lodo subterránea dentro de la cueva.
Los análisis sugieren que pudieron morir al mismo tiempo o con horas, días o semanas de diferencia.
Las características
“Se estima que medían cerca de 1.27 metros, aunque el joven pudo haber sido un poco más alto. La hembra pesó probablemente 33 kilogramos y el varón cerca de 27 kilogramos a la hora de su muerte”, informa Lee Berger.
El tamaño del cerebro del joven tenía entre 420 y 450 centímetros cúbicos, que es pequeño si se compara con el cerebro humano que tiene entre 1200 y 1600 centímetros cúbicos, pero la forma del cerebro parece ser más avanzada que la de los australopitecinos, se informó.
El joven tenía alrededor de 10 a 13 años y ella probablemente pudo haber tenido 30, comparados con el desarrollo humano actual. Los restos fueron datados con una combinación de uranio-plomo y técnicas paleomagnéticas por laboratorios independientes en Berna y Melbourne.
“Yo creo que este es un buen candidato para ser la especie transitoria entre el hombre-mono africano Australopithecus africanus y el Homo habilis u otros ancestros directos del Homo erectus, como el niño de Turkana, el hombre de Java o el de Pekín”, expresa Berger.
Este hallazgo demuestra que la transición evolutiva de ancestros con cuerpos pequeños que quizá vivían más en los árboles, a bípedos con cuerpos más grandes y con zancadas completas, ocurrió a pasos graduales. “Estos fósiles nos dan un vistazo muy detallado de un nuevo capítulo de la evolución humana y proveen una ventana a un periodo crítico, cuando los homínidos hicieron el cambio de una vida en los árboles a una vida en el suelo”, comenta el investigador sudafricano. (Cortesía de la Agencia Sapiens. www.sapiensideas.com)