"La razón de analizar
Importar crudo es para darle más valor a nuestro sistema
Nacional de refinación."
Juan José Suárez Coppel
No debería preocuparnos que Pemex considere importar crudo ligero. Esta es una decisión de negocios que debe tomarse por consideraciones prácticas. Si la empresa obtiene una mayor rentabilidad refinando crudo ligero importado en vez de pesado mexicano, nadie debería objetar.
Mucho más debería inquietarnos la situación de fondo de la empresa. Pemex tuvo una balanza comercial externa superavitaria de 22,339.1 millones de dólares en 2005, pero para 2009 este saldo había bajado 26 por ciento a 16,508.9 millones.
La producción de petróleo crudo cayó de 3.3 millones de barriles diarios en 2005 a 2.6 millones en 2009. En los primeros siete meses de 2010 la cifra se ha reducido todavía un poco más. El patrimonio de la empresa al cierre de 2009 fue negativo en 66,800 millones de pesos. La reserva para beneficios de los empleados ha pasado de 375,700 millones de pesos en 2005 a 576,200 millones en 2009, un ritmo de crecimiento insostenible.
Pemex sigue teniendo un gran potencial. Es el tercer mayor productor de crudo del mundo. Cuenta con amplias reservas en yacimientos tradicionales que no se han agotado y en otros nuevos, como Chicontepec, donde el crudo es abundante (equivale a tres yacimientos del tamaño de Cantarell), pero de difícil y costosa extracción.
En buena medida los problemas que enfrenta Pemex los hemos provocado nosotros mismos. Si tenemos que importar crudo ligero y gasolinas, esto se debe a que no se ha permitido la inversión privada en refinación. La caída en la producción de crudo es consecuencia también de las restricciones a la inversión en exploración y desarrollo.
El director general, Juan José Suárez Coppel, señala que uno de los principales problemas que enfrenta es el hecho de que la empresa se maneja con presupuestos anuales, como el gobierno, cuando una petrolera debe manejar proyectos de largo plazo. Afecta también, por supuesto, el saqueo de los rendimientos por el Gobierno Federal, que deja a Pemex cantidades muy inferiores para reinversión de lo que tiene cualquier firma petrolera del mundo. Una reforma fiscal de fondo, que haga menos dependiente al Gobierno de los ingresos petroleros, es por lo tanto indispensable para sanear a Pemex.
Una de las políticas que más daño han hecho a Pemex ha sido el mantenimiento de subsidios al precio de la gasolina, que es una de las razones por las que el sector de refinación pierde dinero.
Es muy importante que Pemex empiece a manejarse como una empresa privada para maximizar el rendimiento a los accionistas, esto es, a los ciudadanos mexicanos. No es justo que la empresa se maneje solamente para beneficio de unos cuantos: automovilistas, políticos o trabajadores sindicalizados.
Poco debe preocuparnos si, como una decisión de negocios, Pemex decide importar crudo ligero para sacar un mejor provecho a la refinación en el país. Lo que no se vale es tomar decisiones políticas que afectan el desempeño económico. Por ejemplo, comprar una refinería ya en operación en Estados Unidos costaría alrededor de un 25 por ciento de la nueva refinería de Tula. Hacer la inversión fuera del país permitiría también contar con inversión privada, como ocurre en la planta de Deer Park en Houston en que Pemex tiene una coinversión con Shell. Esto dejaría más recursos disponibles para aumentar la producción de crudo, lo cual sería más rentable para Pemex y para sus accionistas, es decir, para el pueblo de México.
COMO RESES
Mientras la mayoría de los mexicanos festeja el triunfo de la tapatía Jimena Navarrete como nueva Miss Universo, la titular de Inmujeres D.F., Malú Micher, cuestiona los concursos de belleza que exhiben a las mujeres "como reses". Es claro que los políticos viven en un mundo distinto al de la gente común y corriente.