Altos priistas. En el Coliseo, juntos Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Francisco Rojas. EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR
"¡Mo-rei-ra! "¡Mo-rei-ra!". El Coliseo Centenario se deshacía en porras desde las cuatro de la tarde para el Quinto Informe de Humberto Moreira. Pantallas gigantes en todas las direcciones presumían los logros del Gobierno de Coahuila o una semblanza del gobernador, con emotiva música de fondo.
Las pancartas se multiplicaban: "Torreón con Moreira", "Saltillo con Moreira", "Parras con Moreira", y Madero y Piedras Negras y Allende. La unanimidad es milagro cotidiano en el "Gobierno de la Gente".
Pero había otro grupo que también parecía estar con Moreira y es el que más llamó la atención. La clase política priista en pleno llegó para aplaudir al coahuilense y, de manera deliberada, arrancar el proceso del PRI rumbo al 2012. Primero la sucesión en la presidencia del partido, luego la candidatura presidencial.
Gobernadores, ex gobernadores, diputados, senadores, dirigentes del partido. La presencia de dos centenares de próceres priistas convirtió el informe en un pase de lista de la plana mayor tricolor.
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Seis de la tarde y el informe no empieza. Pero no hay ansiedad mientras sigan las porras. Y es que la clase priista no termina de llegar. Aviones privados descienden sobre el Coliseo anunciando la llegada de un gobernador, un dirigente del partido. Enrique Peña Nieto, la otra estrella del momento, se demora y llega barriendo cuando Moreira ya iba 20 minutos entrado en el informe.
Moreira hace su aparición a las 6:45 y arranca con el tema de salud. Habla de hospitales, centros de salud, farmacias. Es el resumen de cinco años de gobierno que luego brinca a educación, habla de escuelas, de cobertura de primaria, de deserción escolar. Como profesor, se pasea por el estrado explicando. Alecciona: "Esto es muy importante". Da cátedra: "Les voy a explicar".
De repente, Moreira corta el tren de resultados y pasa a las presentaciones. Georgina Kessel, la secretaria de Energía, es la única mención al gobierno de Felipe Calderón, estaba ahí como representante presidencial, la única mancha azul en un mar tricolor.
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Entonces empieza la campaña por la presidencia nacional del PRI. A la actual, Beatriz Paredes, hay que reconocerla, y Moreira la hermana con Coahuila porque es "del mismo pueblo de Tlaxcala" de donde hace 400 años salieron los fundadores de Saltillo.
Luego Manlio Fabio Beltrones, "gran amigo, gran priista, siempre está ahí para ayudar".
Entonces arranca con los gobernadores. El gobernador electo de Aguascalientes, Carlos Lozano ("cuyo triunfo gozamos"), y el todavía mandatario de ese estado, Luis Armando Reynoso, quien fue expulsado del PAN pero que, según Moreira, debe recordar "que nuestras puertas están siempre abiertas".
De ahí a Chihuahua, y el gobernador César Duarte y a Durango con Jorge Herrera Caldera. Luego al Estado de México y "mi amigo" Enrique Peña Nieto. Ninguna mención a sus aspiraciones, pero no hacía falta, Peña Nieto se llevó la mayor ovación.
El "gober precioso", Mario Marín, de Puebla, es "un hombre que se supo levantar de la adversidad" (o al menos de un intento de desafuero). José Calzada, de Querétaro, es "un gran promotor del empleo".
Algunos son "amigos solidarios", como Miguel Osorio, de Hidalgo, Félix González, de Quintana Roo, o Fidel Herrera de Veracruz. Hay quien "se entrega por una causa", como Ulises Ruiz de Oaxaca, o es "hombre de trabajo", como Jesús Aguilar, de Sinaloa.
También hay un "joven exitoso", como Roberto Borge de Quintana Roo, y quienes tienen "raíces coahuilenses", como Rodrigo Medina de Nuevo León.
Otros tienen "valentía para enfrentar cualquier adversidad", como Andrés Granier de Tabasco o tienen "gran corazón", como Eugenio Hernández de Tamaulipas.
Luego está "la reina de los gobernadores, la consentida", Yvonne Ortega, de Yucatán, y quien "soñó con ser gobernador", Miguel Alonso, de Zacatecas.
A la letanía de gobernadores sigue la de los antecesores de Moreira: Enrique Martínez, Rogelio Montemayor, Eliseo Mendoza Berrueto, José de las Fuentes, Francisco Madero. Siguen los líderes de sectores, como Emilio Gamboa, quien también aspira a la dirigencia del PRI, pero ahí no se le notaba.
A 20 minutos de repasar a la clase tricolor, el informe ya parecía un evento en la sede del PRI, pero Moreira le metió variedad con los dirigentes del Partido Verde, Jorge Emilio González, de Nueva Alianza, Jorge Kahwagi, y del Partido del Trabajo, Alberto Anaya.
Pero luego regresó al PRI, ahora con ex gobernadores que recientemente dejaron el cargo, en Nuevo León, Campeche y Colima. Moreira les aplicó la misma receta del elogio, pero se detuvo un poco más en el de Chihuahua, José Reyes Baeza, a quien como alguien que "asumió la responsabilidad de cuidar a su pueblo", como si las más de 5 mil ejecuciones en el Estado en los últimos tres años hubieran sucedido en otra parte.
Siguieron alcaldes, diputados, senadores y cerró con Carmen Salinas y Pablo Montero, como sugiriendo que si lo eligen presidente nacional del PRI tiene buenos contactos para amenizar los mítines.
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Moreira concluye los agradecimientos reconociendo a las coordinadoras de la estructura social, y el Coliseo se deshace en porras. El mensaje sutil es que la capacidad de operación política del gobernador funciona, por si quedan dudas. Pero no hay tiempo de explayarse porque el informe continúa con el tema de calidad de vida, empleos e inversión privada.
Habla de más de 7 mil millones de dólares en inversión, pero no menciona que la mayoría se fue a Saltillo y que a Torreón llegó 15 veces menos. Habla de 61 mil empleos, pero no explica cuántos se perdieron en la crisis. Menciona empresas que se han instalado en Coahuila, Chrysler, Freightliner o Modelo, pero curiosamente ninguna está en La Laguna.
De ahí pasa a seguridad y reconoce a los militares retirados que han asumido mandos policiacos en Coahuila. El tema le quema el micrófono y le da trámite rápido, señalando que en Coahuila el índice delictivo está abajo del promedio nacional pero sin detenerse a la ola de violencia en Torreón, a las masacres múltiples de este año o al aumento de robos y homicidios.
Desemboca en finanzas públicas y obras de infraestructura y se explaya en puentes, carreteras, caminos rurales, centros culturales, museos y teatros.
Moreira cierra con un capítulo dedicado a las encuestas. Necesita hacerle notar a la clase priista que las principales firmas de opinión de país ponen a su gobierno en primer lugar de desempeño y lo ponen a él en primer lugar de aceptación. Las porras truenan y se expanden. Moreira es popular, y los priistas si no lo saben ya están enterados.
El capítulo final es el de despedida y los verbos son en pasado. "Conviví, con la gente conocí los problemas, establecí compromisos". Es un adiós que luego buscó matizar en una conferencia de prensa posterior, aludiendo a que los tiempos del partido marcan que le quedan al menos unas semanas al frente del gobierno estatal.
Qué curioso, los tiempos del partido son la referencia obligada para cualquier personaje priista cuestionado sobre el futuro político de Moreira.
Para César Duarte, Moreira tiene los tamaños para ser líder del PRI, "pero hay que esperar los tiempos del partido".}
Para Manlio Fabio Beltrones tiene toda la capacidad, "pero hay que esperar los tiempos".
Para Enrique Peña Nieto tiene "todas las cualidades, pero hay que esperar los tiempos del partido".
Pero Moreira es impaciente y adelanta los tiempos. Congrega en su informe a 23 gobernadores priistas en funciones o electos y les dice, sutilmente, a manera de sugerencia, que lo deben escoger a él para tomar el timón en las aguas del 2012.
Pero antes está el 2011 y anoche la sucesión en la gubernatura también quedó clara. Rubén Moreira guardó un bajo perfil, pero su nombre circuló en boca de la élite priista. Pero si en otra cosa coincidieron es que el diputado Moreira es el puntero en la carrera para gobernador, pero, claro, "hay que esperar los tiempos del partido".