Desde antes del año 2004 había coahuilenses que daban por hecho el ascenso del profesor Humberto Moreira Valdés al cargo de gobernador de Coahuila; otros ciudadanos consideraban a Humberto Moreira como el mejor entre los posibles candidatos a la vista. Si acaso hubo quienes lo descartaran, jamás se supo. Era cierto que Humberto Moreira sabía cuajar los proyectos por realizar en la política del Estado: trabajar duro en las cuestiones electorales del Partido Revolucionario Institucional; ser designado titular de la Secretaría de Educación Pública en Coahuila; presentarse a la elección interna de su propio partido para la candidatura de Alcalde en la ciudad capital y después de ganar esta postulación desempeñar exitosamente las responsabilidades de todo Presidente Municipal. Una vez cumplida esta misión participar con renovados ánimos en los comicios internos para ser electo Gobernador de Coahuila.
Con esta fundamental experiencia política Moreira Valdés se inició en tareas de la mayor importancia: Desde su tribuna de gobernador dio su primer mensaje al pueblo, el que había advertido en su gobierno algo distinto y original: no sería una calca del viejo estilo de gobernar que tenían sus antecesores. Una eficiente labor como funcionario estatal, actuar con sus propias ideas sobre las formas y los fines del quehacer público; planear su bien organizada precampaña hacia la gubernatura y esmerarse en la ágil, novedosa y entrelazada movilidad de ideas y acciones que son las mismas que ahora acreditan su aspiración al cargo de Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Todas dieron y todas darán precisamente en la diana de la confianza popular.
"¿No estará muy verde para ser gobernador?" cuestionaban algunos coahuilenses otoñales y escépticos en el recinto donde comprometía sus esfuerzos. El tema de la joven edad aparecía en la opinión pública coahuilense: Alguien respondería: "Lo mismo dijeron del general Lázaro Cárdenas en 1933 y después lo vimos convertido en un ícono nacional" A cinco años de estas inquietudes es posible decir que Moreira evidenció en la prueba un claro liderazgo político, y un alto grado de eficiencia y responsabilidad al frente del mando estatal.
Pero ya han transcurrido cinco años desde entonces y ahora Moreira está puesto ante el amplio portón de una nueva oportunidad con mejores destinos. En justicia y con propios méritos él aspira a ser el líder del Partido Revolucionario Institucional, precisamente el organismo que en 1929 fue actor y promotor de una nueva democracia mexicana, recién desvirtuada por quienes otrora decían ser sus impulsores, quizás para convertirse en sus beneficiarios.
El PRI ha cumplido, contra viento y marea, con los propósitos reformadores que lo crearon en 1929 como órgano político de la revolución mexicana.
Siempre atento a las nuevas realidades del país las adopta y adapta en su plataforma de principios, aún contra políticos que las niegas y combaten.
Grande desde su génesis escribe cada seis años nuevas páginas de su obra democrática basada en la justicia social.
Hoy mismo, cuatro de noviembre, el gobernador Humberto Moreira Valdés presentará en la ciudad de Torreón su quinto informe de gobierno. El sexto y último capítulo de su ejercicio gubernamental lo rendirá en estas mismas fechas del próximo año alguno de los cinco funcionarios de su gobierno que los medios publicitan como seguros relevos del gobernador, lo cual será discernido por los diputados al Congreso local. A saber podrían ser interinos el contador público Jorge Torres López, el ingeniero Ismael Ramos Flores, el licenciado Armando Luna Canales, el licenciado Gregorio Pérez Mata y el diputado Fernando de las Fuentes Hernández.
Y puede ser posible que, muy cerca de esta misma fecha, el profesor Humberto Moreira Valdés, ya vaya a ser ex gobernador de Coahuila y rinda protesta y ocupe la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, tarea a la cual dedicará su capacidad política para ganar las elecciones presidenciales de 2012, con dos últimos objetivos: rescatar la Presidencia de la República para su partido y volver a su carril a los órganos legislativos del Congreso de la Unión.