Fe. Peregrinos se arrodillan ante la Piedra de la Unción, donde Jesús fue amortajado tras ser bajado de la cruz. Decenas de miles de peregrinos del mundo llegan a Jerusalén con motivo de la Semana Santa.
La Semana Santa comienza a celebrarse en Jerusalén en un ambiente de gran solemnidad que antecede a las grandes concentraciones que se esperan este año, en el que coinciden las celebraciones cristiana y judía.
Un día antes que comience la primera de las procesiones el Domingo de Ramos, un gran número de feligreses de diversos países recorrió los principales lugares santos en Jerusalén.
"Ayer y hoy lo hicimos con interés turístico, pero a partir de mañana estaremos en las ceremonias religiosas", declaró Felicia, una filipina que trabaja desde hace cuatro años en Jerusalén y que asegura no perderse las ceremonias desde que llegó.
Para esta mujer, recorrer la ciudad sagrada es casi una rutina en su día a día, pero en esta ocasión se sumó a un grupo de filipinos de otras partes del país para hacer por primera vez el itinerario histórico y conocer más a fondo los pasos de Jesús.
María, una amiga de Felicia que vive en un suburbio de inmigrantes en el Sur de Tel Aviv, lleva tres años en Israel, pero casi nunca hace el viaje de una hora que separa las dos ciudades porque "estamos todo el día trabajando".
Fue de hecho su amiga la que la convenció de unirse al tour y conocer los aspectos religiosos de la Ciudad Santa, que ningún otro período del año cobra tanta relevancia para el cristianismo como en esta semana.
"Navidad es Belén, quizá también Nazaret, pero Semana Santa es única y exclusivamente Jerusalén", explicó un religioso a la entrada del Santo Sepulcro, el lugar que concentra la atracción del mundo cristiano en estos días.
El sepulcro de Jesús se halla en el lugar marcado hace unos mil 700 años por Santa Helena, madre del emperador romano Constantino, aunque el edificio actual ha sufrido numerosas reformas desde aquel primer santuario.
En su interior se encuentran las paradas de la Vía Dolorosa, como el lugar de la Crucifixión, la piedra en la que ungieron a Jesús con los últimos óleos antes de enterrarlo y la cueva que José de Arimatea, miembro del Sanedrín, prestó para sepultarlo.
Sobre el lugar se alza una gigantesca mole de mármol en la que este fin de semana la cola de visitantes iba en aumento.
La solemnidad en el interior se reflejaba en el rostro de los visitantes, que cabizbajos y muchos con las manos unidas, iban avanzando hacia el Santo Sepulcro.
En las últimas semanas, los responsables del lugar y de las órdenes religiosas con presencia en Tierra Santa han advertido sobre la saturación en el Santo Sepulcro debido a que en este año los ritos cristiano y judío coincidirán en la conmemoración.
Este año, cristianos y judíos coincidirán en sus celebraciones, lo que significa que toda la semana será un ir y venir de procesiones y misas por toda la ciudad en todas las formas e idiomas.
El comienzo será mañana en un recorrido por el Monte de los Olivos y el valle del Cedrón, siguiendo los pasos de Jesús en su triunfal entrada a Jerusalén.
La procesión pasará por la tumba de la Virgen María, el lugar de la agonía y la puerta de San Esteban.
