Israel y Siria, dos países rivales en Oriente Medio, anunciaron ayer sus intenciones de generar energía nuclear, aunque el primero enfrenta la dificultad de que su plan podría generar interés de la comunidad internacional en sus actividades atómicas secretas.
Ambos países expresaron sus intenciones en una conferencia internacional sobre energía nuclear para usos civiles en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico.
Este tipo de producción energética contribuye menos al calentamiento global que el uso de combustibles fósiles, pero genera temores por los riesgos del almacenamiento de residuos nucleares a largo plazo y la posibilidad de que ayude a la proliferación de armas nucleares.
"Necesitamos esta fuente de energía porque es limpia en términos ambientales", dijo el ministro israelí de Infraestructura Uzi Landau en París.
Dijo que "Israel necesita energía nuclear en forma inminente", pero no dio plazos para la construcción de una planta atómica. Entrevistado durante la conferencia, Landau dijo que su país permitiría inspecciones internacionales de sus futuras plantas nucleares, pero añadió que "no hay razón para que Israel les dé acceso a sus presuntos sitios de armas nucleares ni para que firme el Tratado de No Proliferación Nuclear".
Israel nunca ha reconocido ser una potencia nuclear, pero tampoco lo ha negado.
Además, Estados Unidos condenó ayer la decisión de Israel de construir mil 600 nuevas viviendas en el territorio palestino de Jerusalén oriental, en coincidencia con la visita del vicepresidente estadunidense Joseph Biden a ese país.
"Estados Unidos condena la decisión del Gobierno de Israel en avanzar la planificación para nuevas unidades de vivienda en Jerusalén oriental', dijo el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
