"Las averiguaciones son
Privadas. Los juicios públicos."
Principio jurídico
Me hacen llegar una serie de fotografías aparentemente de Lisette Farah, la madre de Paulette. Son fotos privadas, al parecer tomadas con un teléfono celular. En algunas está desnuda. Me dicen que muchos reporteros de la fuente policiaca traen las fotos y se las han estado pasando. No tienen interés periodístico y ningún medio las ha publicado; pero están circulando.
Estas fotografías provienen al parecer de la Procuraduría de Justicia del Estado de México, la institución que hizo la investigación sobre la desaparición y muerte de Paulette. Debo suponer que fueron encontradas en alguna computadora o en la memoria del teléfono celular de Lisette. Las imágenes no tienen ninguna relación con el tema que se estaba investigando. Al apropiarse de ellas, pero más al filtrarlas, o cuando menos al no salvaguardarlas de manera adecuada, la institución encabezada por el procurador Alberto Bazbaz, parecería haber cometido una falta ética de monumentales proporciones.
La investigación sobre el caso Paulette parece haber sido desastrosa y éticamente incorrecta de principio a fin. El error más garrafal, por supuesto, es no haber encontrado el cuerpo de la niña a pesar de que, según lo señala la propia investigación, éste siempre estuvo en la base de la cama. Pero una vez que se encontró el cuerpo y se registró la presunción de la comisión de un homicidio, hubo filtraciones y declaraciones que violaron el principio de secrecía de la averiguación.
No es sólo el hecho de que el procurador haya señalado como indiciada a Lisette el 31 de marzo, cuando anunció que se estaba comenzando una averiguación previa por homicidio, sino que la Procuraduría dio a conocer el video del hallazgo del cuerpo de Paulette a los medios de comunicación. Ninguna de estas faltas, sin embargo, sería tan grave como filtrar o permitir la filtración de fotos personales de la madre de la niña fallecida.
El tema trae a colación nuevamente el tema de la transparencia en materia de justicia en nuestro país. El viejo principio de que las averiguaciones deben ser privadas, pero los juicios públicos, se viola de manera constante. Las filtraciones de los ministerios públicos en las averiguaciones previas son constantes y se convierten en una forma de litigar los casos en los medios. Cuando llegan los juicios, sin embargo, se le niega a la sociedad el acceso a los expedientes, cosa que sería normal en cualquier país del mundo con un sistema de derecho avanzado.
En el caso de Paulette es muy sensata la petición de Lisette Farah para que la Procuraduría dé a conocer los detalles de la investigación. La propia madre de Paulette ha expresado su incredulidad ante la conclusión de que el cuerpo estuvo siempre al pie de la cama de la pequeña. Si ella duda, también el resto de la sociedad, que tiene menor información sobre el tema. La mejor forma de evitar estas dudas es abrir el acceso a todas las partes de la información que no afecten la dignidad de los involucrados.
Lo lógico sería que tuviéramos menos filtraciones en las averiguaciones previas, menos acusaciones públicas antes de que haya pruebas para comenzar un proceso legal, y en cambio más transparencia sobre los procesos cuando éstos se llevan a cabo o después de que las procuradurías deciden no ejercer una acción penal. Nunca habrá confianza en las acciones de las procuradurías si ellas mismas no cumplen con el principio de preservar la secrecía de la averiguación y el carácter público de los juicios o de los procesos que se cierran.
No tenía otra opción el procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz. Su renuncia, concretada ayer, era inevitable tras los errores de la investigación en el caso Paulette. Habrá que investigar todavía, sin embargo, quién es responsable de la filtración de fotografías personales de Lisette Farah. Éste es un acto que podría llevar a acciones penales en contra del responsable.
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