Nada como tener referencias para poder tener un punto de comparación, y en una reciente visita a la Perla Tapatía se presentó la oportunidad de ver en acción a varias de las figuras de la lucha libre pertenecientes a la empresa más importante que opera en México, el Consejo Mundial de Lucha Libre. Fue sin duda una experiencia poder disfrutar de un cartel integrado por elementos estelares a nivel nacional, los estelares tapatíos y talentos que buscan un sitio en los primeros niveles.
Se trata de uno de los escenarios más importantes del pancracio mexicano, para muchos la antesala de la Arena Coliseo o la Arena México de la Capital del país, de ahí la importancia de cuidar la imagen y calidad del trabajo que se presenta en cada una de las funciones.
Fue un martes de los llamados populares, donde, a decir de los propios aficionados y encargados del escenario, acude una gran cantidad de jóvenes, esos que ponen su propio ambiente a la función con su lenguaje y actitudes propias de su generación, pero diferentes a los de otras plazas, ya que no interactúan con los luchadores, sino con los otros grupos de jóvenes que suelen instalarse en las otras localidades, las más populares.
Ese juego de palabras en que se enganchan unos y otros le da efectivamente un sabor especial a la lucha libre, ya que no se cae en el excesivo insulto a base de las llamadas palabras altisonantes, las cuales rayan en la vulgaridad y terminan por ofender no sólo a los que se meten en ese jueguito, sino a las familias que terminan por ahuyentarse de los escenarios.
Es la Arena del Coliseo de Guadalajara un escenario donde se cuida el espectáculo luchístico, el cual indudablemente cuesta a los aficionados que acuden a presenciarlo, ya que las localidades suelen ir desde los 180 ó 160 pesos, hasta uno o cinco pesos en la parte más alta del graderío, que dicho sea de paso ofrece una espectacular vista del escenario.
Además, digno de mencionar es la continuidad que se le da a la jornada, ya que la pausa entre combate y combate no pasa de dos minutos, lo que dignifica que la jornada termina antes de cumplirse dos horas de haber iniciado las acciones y con ello los aficionados pueden regresar a sus casas de una forma más segura.
La cultura del pago por asistir a la lucha libre se mantiene vigente en ese añejo escenario y es precisamente el factor que mantiene vigente a la lucha libre y su tradición, a diferencia de lugares como la Comarca Lagunera, donde los aficionados poco a poco se han acostumbrado a no pagar y a buscar el modo de ingresar a los espectáculos sin desembolsar un centavo, para luego quejarse de la mala calidad del mismo.
Mucho tendrán que trabajar a nivel regional las empresas, Comisión de Box y Lucha Libre, réferis, gladiadores y público que gusta de este deporte, para transformar el espectáculo de la lucha libre profesional y regresarle esa esencia que por muchas décadas le dieron ese toque de misticismo, magia y glamour.
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