Kirguistán pide tropas a Rusia ante violencia étnica
Los desórdenes étnicos sacudieron ayer el Sur de Kisguistán, obligando a huir a miles de uzbekos que vieron sus hogares incendiados por pandillas de kirguises armados.
Mientras tanto, el Gobierno interino pidió a Rusia que despacho con urgencia fuerzas especiales para detener la violencia, pero hasta ahora el Kremlin sólo ha ofrecido ayuda humanitaria.
Por lo menos 75 personas murieron en los desórdenes y casi mil resultaron heridas en la violencia callejera que se extendió por el resto de esta empobrecida nación del Asia Central, que cuenta con bases militares rusas y estadounidenses.
La presidenta interina Roza Otunbayeva reconoció que sin la ayuda rusa el Gobierno provisional no puede terminar con la violencia que se prolonga desde el viernes en la ciudad meridional de Osh.
El Kremlin respondió que no enviará fuerzas militares en lo inmediato.
La vocera del presidente Dmitry Medvedev, Natalya Timakova, dijo que Rusia ofrecerá asistencia humanitaria y ayuda para evacuar a los heridos en los disturbios en Osh.
El cielo de Osh estaba ennegrecido por el humo de los incendios que causaron los jóvenes kirguises, pertrechados con armas de fuego y barras de hierro.
"Es verdaderamente una guerra", dijo el líder político local Omurbek Suvanaliyev. "Todo arde, y hay cadáveres tirados en las calles".
La presidenta agregó que envió una carta al presidente ruso Dmitry Medvedev pidiéndole que envíe fuerzas militares, aunque Rusia no ha respondido aún.
"Se trata de un conflicto interno, y Rusia no ve por ahora las condiciones para participar en su solución", dijo el Moscú la vocera del Kremlin Natalya Timakova.
La Policía y los soldados kirguises han intentado poner fin, sin mucho éxito, a la violencia callejera perpetrada por bandas de jóvenes kirguises armados que han atacado los barrios de la minoría uzbeka y han incendiado numerosos establecimientos.
ROZA OTUNBAYEVA
Presidenta interina de Kirguistán