La belleza de la autoestima
La forma en que nos mostramos ante los demás refleja la imagen que tenemos de nosotros mismos. Esto quiere decir que la apariencia tiene una fuerte relación con la autoestima.
Para comprender cómo el estado emocional se refleja en la manera de vestirnos, arreglarnos y simplemente peinarnos, debemos conocer primero el significado de la palabra ‘autoestima’, que se resume en la adaptación e identidad propia ante la sociedad. Existen otras definiciones comunes, como el amor que profesamos hacia nosotros mismos, la capacidad que poseemos para valorarnos, o la percepción que tenemos de nuestra persona. Se entiende entonces que esa idea es independiente de lo que los demás ven en nosotros; alguien podría decirnos: “Qué bien te ves”, y eso no evitaría que pensáramos: “Me veo peor que nunca, lo dice sólo por educación”.
Para ser felices es fundamental estar a gusto con quienes somos, lo cual implica una total autoaceptación. Si la hay, se verá reflejada en nuestra actitud, cuidado personal y aseo diario. En cambio, un individuo con baja autoestima se sentirá feo todo el tiempo, creerá que nada le queda bien aunque se vista a la última moda; y si no resuelve esa situación no lucirá nada de lo que se ponga, ya que “como te sientes, te ven”.
Estar a gusto dentro de la propia piel es la mejor arma para vivir una existencia plena y enfrentarse a las dificultades. Y quizá te sorprendas al leer esto: la autoestima no suele ser innata, la mayoría de la gente necesita aprender a quererse.
DE ADENTRO HACIA AFUERA
El concepto que tenemos acerca de la belleza nos fue inculcado desde la infancia por quienes nos rodearon en esa etapa, y lo cargamos con nosotros durante toda la vida a menos que lo hagamos consciente y busquemos un cambio que nos permita dar forma a una definición propia, diseñada a la medida. Frases como: “ni se te ocurra peinarte así, esa ropa no te queda nada bien, eres muy feo, muy gordo, muy flaco”, etcétera, lejos de orientarnos para que nos veamos mejor, suelen golpear nuestra moral y pueden orillarnos a trastornos severos que se relacionan con la autoestima, como anorexia y bulimia, o a permitir humillaciones y violencia por parte de la pareja. Por el contrario, si desarrollamos una sólida confianza en quienes somos, nos sentiremos bellos y luciremos radiantes.
El primer paso para amarse uno mismo es aceptarse, con virtudes y defectos, y para lograrlo es preciso emprender la tarea del autoconocimiento. Ser consciente de los atributos que posees te permitirá potenciarlos, mientras que reconocer tus defectos físicos te ayudará a subsanarlos en la medida de lo posible, a través de ciertos cortes o peinados que te haga lucir bien, ejercicio, una buena alimentación y un guardarropa favorecedor (tanto en color como en tipo de vestimenta).
Los expertos recomiendan un ejercicio muy simple: toma una hoja en blanco y divídela en tres columnas. En la primera apunta las cualidades de tu aspecto, en la segunda tus ‘desperfectos’ y en la tercera aquellos detalles que te gustaría mejorar en tu ‘fachada’. Es una forma muy sencilla de clarificar tus objetivos y manejar correctamente todos los pormenores de tu apariencia.
¡NO TE ‘DEJES’!
Los problemas personales suelen afectar la autoestima y en consecuencia se proyectan en cómo nos vemos. Un ejemplo es cuando las preocupaciones nos agobian, pues de inmediato perdemos color y nos brotan unas terribles ojeras.
También notamos esto en momentos difíciles para nuestro ánimo, como es el caso de una ruptura emocional, ya sea un divorcio o al terminar un noviazgo. Todos conocemos a alguien que ha vivido esa situación (o quizá la hemos experimentado), y advertimos que mucha gente se ‘deja’ completamente en caso de sufrir algún tipo de depresión. Se ve descuidada, con la ropa sucia, los dientes sin limpiar, el pelo sin lavar ni peinar... cada fragmento de su imagen es el vivo retrato del abandono que atraviesa. No es desacertado afirmar que cuando se mire en el espejo se sentirá aún peor al percatarse de su terrible aspecto, entrando así en un círculo vicioso.
Pero hay dos maneras de vivir esta clase de circunstancias. En el lado contrario encontramos a aquellos que no permiten que el fin de un ciclo acabe con su amor propio y trabajan para reforzarlo; acuden a realizarse un cambio de look, estrenan corte o peinado, se inscriben en un gimnasio, renuevan su guardarropa y por ningún motivo dejan que su apariencia grite: “¡Estoy en la depre!”. El efecto es positivo, pues si el espejo les muestra a alguien atractivo, su ánimo se va para arriba.
Todos pasamos por altibajos en algún momento. La cuestión es definir si elegimos fortalecer nuestra autoestima día tras día a través de un arreglo personal cuidadoso, y así tener armas para enfrentar los instantes difíciles, o si dejamos al descuido nuestra imagen, arriesgándonos a que cualquier problema nos haga ver pésimo.
TU ORGULLO, TU BELLEZA
Para lucir bien es importante mantener un balance positivo en nuestras emociones. En ese contexto revisa qué necesitas, a menudo la baja autoestima se vincula con miedos pendientes de vencer, como cambiar de hábitos o de trabajo, poner fin a una relación, mudarse de casa, etcétera.
Tomar la firme decisión de lograr los objetivos pese a las dificultades es lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. Supera cada día algo que te cause temor, sueña a lo grande, no te conformes con poco, proponte metas, siéntete orgulloso de ti. Así asegurarás mantener tu autoestima arriba y te verás bello siempre.
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