Clasificación:
"Button, Button" es el cuentecito de seis páginas de Richard Matheson que inspira la nueva cinta de Richard Kelly, La Caja.
En caso de que no le resulten familiares los nombres, permítame presentar brevemente a los dos Richards. Matheson es uno de los monstruos de la ciencia ficción, autor de provocativas novelas, cuentos y guiones. De prosa clara y concisa; es del tipo de escritores que privilegian la historia por encima de los adornos estilísticos, o sea, de los que me gustan. Su primer cuento publicado, Nacido de Hombre y Mujer es un ejemplo fenomenal de cómo provocar el máximo de escalofríos con el mínimo de palabras.
Kelly es el escritor y director de Donnie Darko. Ese solo dato, si vio esa película, debe ubicar sus expectativas en cuanto a la capacidad de Kelly.
Donnie Darko, para Hollywood, es uno de los casos más notables de vida después de la sala. Luego de una muy limitada corrida en cines (creo que ni siquiera se exhibió en México), la cinta encontró a su público en DVD y en el cable, convirtiéndose en poco tiempo en un "clásico de culto": categoría extraña a la que entran cintas que trascienden las limitaciones formales de la exhibición y la taquilla, y encuentran una base de fanáticos devotos que descubren en ellas virtudes que los demás no ven. A veces porque no existen.
Pero en el caso de Donnie Darko las virtudes son reales. Viajes en el tiempo, inseguridad adolescente, el apocalipsis y éxitos pop de los ochenta se combinan en una cinta inquietante y difícil de olvidar; con imágenes terroríficas (cierto disfraz de conejo en imborrable), excelente pulso de thriller, con elementos fantásticos y conclusión que invitan a sabrosos debates.
Entre su fanaticada, la película es desmenuzada con veneración, y de sus subtramas se escriben páginas enteras de especulación y taxonomías, escritos que en el mundo nerd reciben el nombre de "mitología". Todo esto, sobra decir, es una reacción espontánea de los fans.
Ahora, con La Caja, Kelly parece estar buscando desesperadamente esa misma reacción, y enreda el sucinto cuento de Matheson en un caos de agencias gubernamentales y entidades sobrenaturales, que de un modo que nunca queda claro, evalúan el comportamiento de la humanidad y deciden su futuro.
El experimento funciona así: un extraño se presenta en la casa de una familia armoniosa, pero económicamente emproblemada, con una caja de madera y les ofrece un trato: si presionan el botonsote rojo recibirán un millón de dólares, pero causarán la muerte de un desconocido. Tienen 24 horas para decidirse. ¿Qué hacer? Bueno, si no lo apretaran, no habría experimento ni película.
La Caja nos presenta una moraleja clara emanada de una fábula confusa.
Donnie Darko operaba de manera opuesta, una narrativa clara con un final desconcertante. Diríamos que la estrategia anterior le funciona más a Kelly. Aún así La Caja mantiene el interés, emociona incluso, durante todo su desarrollo. Tanto que, hasta el final, parece que estábamos viendo una película mejor.
Mínimo:
Máximo:
