Hace muchas lunas, la familia Brizio Carter habitaba por los rumbos del Sur de la Ciudad de México. En aquel entonces, la Capital de la República era una belleza. El aire diáfano, la cuarta parte de los habitantes que hoy tiene y no existían los ejes viales, el metrobus, las manifestaciones y los chavitos podíamos jugar sin preocupación en plena calle sin otra molestia que el lejano pitazo de un automovilista.
En la Colonia Rosario Xotepingo, donde transcurría nuestra vida cotidiana, habíamos formado un equipo de futbol integrado por elementos del vecindario y casi todas las semanas jugábamos algún partido contra alguna escuadra que tenía la osadía de retarnos.
En el grupo había de todo, como en botica, contando con jugadores de alto nivel técnico como Eduardo mi hermano y Beto Nájera, hijo de aquel inolvidable jugador del América, conocido con el mote del "siete pulmones", Don Pedro del mismo apellido.
Había también elementos de garra y pundonor como mi compadre Alejandro "flaco" Rodríguez, hoy convertido en experimentado piloto aviador y cuates que la verdad, nomás iban de relleno como un gordito, chaparro y pelado a rape, que respondía al obvio apodo de la "boya" y que era francamente impresentable.
Un miércoles cualquiera, al juntarnos en la esquina para ir a jugar, nos percatamos que sólo había nueve jugadores. "Coco", el hermano de la "boya", buen tipo pero siempre de mal humor, al ir caminando para tomar el camión que nos llevaría a la "Ciudad Deportiva", contestó a alguno que le preguntó por qué iba enojado: "Van ocho y luego p...jos". O sea que él se excluyó y de esa manera nos atendió al resto.
La anécdota viene a cuento luego de saber quiénes jugarán las dos finales del torneo Interliga.
En una de las llaves, no hay problema pues América y Monterrey serán unos muy dignos representantes del futbol mexicano. En caso de ser las Águilas, cuentan con el plantel suficiente para encarar los dos torneos, el local y la Copa Libertadores y si es el Monterrey, caray, qué agasajo poder ver en la alta competencia al último campeón del balompié nacional, cosa que no ocurre prácticamente nunca dados los compromisos del monarca azteca en la Concachampions.
El problema está en saber si Puebla o Estudiantes podrán con el paquete dado que, a lo reducido de sus nóminas, debe añadirse que ambos tienen problemas de porcentaje.
Lo ideal sería que al importante evento sudamericano asistieran los mejores cuadros de nuestro país, pero al ser el Interliga la solución menos mala, pues ni hablar, aunque se presente la posibilidad real de que uno de los participantes termine aventando el arpa por no poder cumplir con ambos compromisos.
Sin que esto entrañe menosprecio alguno para estos equipos, parafraseando a "Coco": "Van ocho y luego...."
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