Ha comenzado este nuevo torneo llamado liguilla y como era de esperar, los equipos a ella invitados acuden con renovados bríos, reverdecidos laureles e intactas esperanzas.
Dentro de los lógicos favoritos están, desde luego, el campeón Monterrey, que además se dio el lujo de terminar como superlíder, aunque la verdad, salió muy raspado de su duelo ante Pachuca, donde por obra y gracia del guardameta Jonathan Orozco no se llevaron a la Sultana del Norte una valija llena de cuero.
Viene después el demonio todo de rojo ataviado, muy bien dirigido por José Manuel de la Torre y que tiene en Sinha a un cerebral motor. Toluca tiene pinta de campeón y para botón de muestra lo hecho en el Azteca, de donde salió, pese a haber jugado en inferioridad numérica dos tercios del partido, con una renta que le puede redituar buenos dividendos cuando reciba a las Águilas en el meritito Nemesio Díez.
Santos es un equipo lleno de buenos jugadores que le pueden quitar el hipo, susto de por medio, al más guapo. Esta postemporada marca el retorno a la senda de la victoria de un entrenador como Rubén Omar Romano, de gran capacidad, luego de siete años de sinsabores y penurias. Los de la Comarca Lagunera tienen en la lona a Pumas y mucho me temo que los pupilos del "Tuca" Ferreti no sean capaces de levantarse, por lo menos mientras la solución tenga que venir de los botines de Dante López.
Monarcas avanzará, estoy convencido, porque le tocó sacar raja de ese absurdo acuerdo directivo para desmantelar a los equipos con el peregrino propósito de concentrar, por espacio de dos meses, a los jugadores que seguramente no alinearán en el Mundial. Con ello se perjudicó al equipo que practica el futbol más propositivo y vistoso, como son las Chivas del Guadalajara, quienes están pagando el alto impuesto de ser base del Tricolor.
Con Liborio Sánchez en la puerta, quien ya lleva la pesada carga de llamarse así y se convirtió, en espacio de una semana, de héroe en villano, con las absurdas entradas de Omar Arellano, al que no le han avisado que las patadas las debe recibir él y dejarle el trámite de propinarlas a los grandotes, por ejemplo Héctor Reynoso, y con la inoperancia propia de un equipo formado al vapor, los tapatíos saldrán de la competencia el próximo sábado. Veremos cómo les va en la Copa Libertadores.
Decíamos de Morelia que, una vez salvado el escollo rojiblanco, tendrá que medirse con equipos de verdad, es decir, ponerse con uno de su tamaño y ahí podremos constatar de qué está hecho el cuadro de Tomás Boy.
Pachuca puede sorprender por lo rico de su plantel y la altísima moral que le dio la victoria ante Cruz Azul y por supuesto jamás descartar al América.
Mi molestia es saber dónde quedó la zaga menos goleada del torneo.
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