El apellido Borgia, desde los lejanos tiempos del Renacimiento, ha sido sinónimo de corrupción, traición y crimen. Con ascendencia española, concretamente en Valencia, los Borgia fueron escalando peldaños en la corte vaticana hasta conseguir que Alfonso alcanzara el papado con el nombre de Calixto III. Posteriormente su hijo Rodrigo emuló a su padre y logró ser sucesor de San Pedro llamándose Alejandro VI. Junto a sus hijos, César y Lucrecia, formó una trilogía donde los más refinados y astutos métodos para delinquir harían palidecer al más pintado y el Vaticano se convirtió en un lupanar propio para el pecado y el desenfreno.
Acusados de todo y culpables de nada, los hombres murieron en circunstancias poco claras pero hay quien los considera como los grandes mecenas de esa luminosa época, al arropar en su seno a importantes artistas.
Esta pequeña semblanza de la enigmática familia viene a cuento luego del sainete que al interior de la Cooperativa de la Cruz Azul han escenificado los hermanos Álvarez Cuevas, enfrentados en la lucha por el poder y con acusaciones de una gravedad extrema entre las partes.
La cooperativa cruzazulina es, al margen del equipo de futbol, un verdadero ejemplo a nivel mundial de lo que una empresa con este tipo de organización puede lograr. La visión y el tesón de sus fundadores, encabezados por don Guillermo Álvarez Macías, han conseguido que pese a las fuertes sacudidas económicas del mercado y de México como nación, la cementera siga produciendo rentas razonables y tenga a sus socios siempre en una digna posición.
El mandato casi hereditario de los hermanos tiene a Guillermo por más de veinte años como director general, a Alfredo como director comercial y al cuñado de "Billy", Víctor Garcés, como director jurídico.
La asamblea general, citada para el pasado fin de semana, apuntaba a la remoción de los actuales dirigentes y a una saludable renovación en los mandos azules pero, para sorpresa de muchos, los Álvarez salieron bien librados y conservaron sus puestos.
Sin embargo, quedan más dudas que respuestas en el seno cooperativista puesto que no se ha aclarado el supuesto desvío de 400 millones de dólares en la compra de seguros internacionales ni otros quebrantos importantes en detrimento de la empresa, llevado a cabo por personajes vinculados estrechamente con los miembros de la cúpula en el poder.
Incluso la Procuraduría General de la República ha tomado cartas en el asunto y se habla incluso de lavado de dinero, aunque sabemos que en este país los delincuentes de "cuello blanco" suelen salir airosos sin siquiera tocar barandilla.
Le queda mucha tinta a esta historia, pero al más puro estilo de los Borgia, a los Álvarez los une más que la sangre, el amor por el poder. ¡Qué bonita familia!
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