Se dice frecuentemente que el sentido común es el menos común de los sentidos y desgraciadamente es cierto. El ser humano posee una marcada inclinación por complicar las cosas, pensar de más y olvidar muy a menudo que en la simpleza puede estar la mejor solución.
El tema viene al caso luego de ver, por dos semanas seguidas, la novela que se ha armado en torno al uso o abuso por parte del jugador de Chivas, Adolfo Bautista, del guante que cubre una sola de sus extremidades y que, a decir del jugador, lo usa como homenaje a su hija.
Lo primero que hay que consignar es que el "Bofo" ha sido siempre proclive a hacer cosas raras. En ese orden de ideas, no resulta extraña esta extravagancia aunque otros jueces de alto nivel se lo hayan permitido.
Por otra parte, el reglamento permite artículos diversos al equipamiento básico del jugador, consistente en camiseta, calzoncillo, medias, espinilleras y calzado, siempre y cuando estén destinados a la protección física del atleta y no constituyan un peligro para él mismo o sus adversarios. Por ello, se debe permitir el uso de gorras para los guardametas que se cubren del sol, elásticos para el cabello, mascarillas faciales, musleras, anteojos y, por supuesto, guantes cuando la temperatura así lo amerite.
La semana anterior el juez Jorge Eduardo Gasso obligó al jugador tapatío a quitarse el guante, so pretexto de que la leyenda alusiva y bordada en el objeto en cuestión era peligroso para sus oponentes. Se armó la discusión y luego de un rato, con el fallido intento de Bautista para esconderlo en su ropa interior, se logró que el delantero jugara con las manos pelonas.
Si Gasso actuó por iniciativa propia, lo pudo hacer desde el vestuario en presencia del capitán Héctor Reynoso, evitando así el "pancho" que se hizo sobre la grama del Omnilife. Si fue una orden de la H. Comisión de Árbitros, ésta debió girar una circular a la directiva del chiverío haciéndole saber la disposición. Simple cosa de sentido común.
Pero lo más grave es que haya sido como sea, se debió tomar una decisión conjunta y preventiva para el siguiente juego del Guadalajara en la charla técnica de los nazarenos, cosa que evidentemente no ocurrió, dada la incapacidad manifiesta de los instructores de nuestros jueces.
Una llamada telefónica, aunque fuera para dictar un criterio en el caso, hubiera bastado, pero no, resulta que el "Bofo" sale con un guante liso y el árbitro se lo permite, la llamada llega al medio tiempo y, como por arte de magia, el guante desaparece. Como dijo Juan Gabriel: "Pero qué necesidad".
Urge un diálogo entre la Comisión y el Guadalajara para poner fin a esta inútil controversia, anteponiendo... el sentido común.
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