Se dice que en la Roma antigua cuando se pronunciaba un veredicto judicial, para no dejar ninguna duda de la transparencia en el procedimiento ni de la imparcialidad de los jueces, el tribuno en turno pronunciaba la frase: "Y se hizo justicia".
Hablando de futbol, me permito ironizar la cita de los ancestrales habitantes de la región del Lazio para referirme a lo sucedido dentro de la Liguilla, diciendo: "Y se hizo injusticia".
El hecho de que el equipo que hizo el gasto durante toda la campaña, que practicó el mejor futbol en el mismo periodo, que logró el balance ideal entre defensa y ataque, en fin, el mejor, quede eliminado a las primeras de cambio, debe considerarse como injusto, porque el hecho de conocer de antemano que esto puede suceder, no lo legitima ni lo hace apropiado, es decir, el sistema de competencia en México no premia de manera alguna al cuadro que se preocupa por dar espectáculo y sí lo castiga drásticamente si, como le ocurrió a Cruz Azul, llega a tener una mala tarde.
La forma de definir al campeón debería de sufrir modificaciones. Por supuesto que habría que jugar la Liguilla con el formato actual pero al equipo que terminó de superlíder, aquel que en la cancha y los números los superó a todos, se le tendría que premiar con la posibilidad de acceder a una "gran final" si es eliminado en la llamada "fiesta grande" del balompié nacional.
Además, sería un exitazo desde el punto de vista comercial. En el caso que nos ocupa, imagine usted a la Máquina Celeste, eliminada por Pumas, dándose un agarrón con quien gane en la Liguilla. Ese sería el verdadero campeón del futbol mexicano y quedaría legitimado ante los ojos de propios y extraños.
No pretendo desmerecer la victoria de los universitarios en la cancha del Estadio Azul; por el contrario, se requiere mucha garra y calidad para vencer con nitidez a un equipo como el de la Noria. Tampoco justificar a un cuadro que cayó víctima de sus propios yerros, los disciplinarios incluidos, sin mostrar capacidad de respuesta ni personalidad.
Simplemente señalar que, al margen de las filias que me unen a los colores azul y oro, como aficionado al futbol me agradaría un trato más justo a los equipos comprometidos con el bien jugar y no premiar con el "gordo" de la lotería a aquellos clubes que, muy a la mexicana, se dedican a "coyotear" durante 17 semanas a sabiendas que, como todo mundo dice, en la Liguilla puede pasar cualquier cosa.
Felicidades a Pumas por su heroico esfuerzo y también a los celestes por su extraordinaria campaña. Habrá quien hable de mala suerte o alguna maldición pero lo hecho por el equipo de Enrique Meza ahí queda para la estadística y si no da para más, es que en este balompié... se hizo injusticia.
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