Con el año que termina, concluye también la carrera de uno de los futbolistas mexicanos más emblemáticos de todos los tiempos, el "Zorro del Desierto" Jared Borgetti, al no ser requeridos sus servicios por ningún club de la Primera División.
De esta manera, el nacido en Culiacancito, Sinaloa, dice adiós al balompié dejando tras de sí números extraordinarios y una exitosa carrera, que como todo lo que empieza tiene desgraciadamente que terminar.
El espigado delantero salió de la inagotable cantera del Atlas de Guadalajara y desde los atisbos de su carrera se notó que se trataba de un romperredes de raza pura, hasta que fue transferido a la Comarca Lagunera, enfundándose en la casaca del Santos, donde indudablemente vivió sus mejores temporadas.
Recuerdo que en el Invierno del 96 se jugaría la gran final del torneo en la "ciudad de los grandes esfuerzos" entre el cuadro lagunero y el Necaxa, que a la sazón venía de ganar dos títulos consecutivos venciendo para uno de ellos a Cruz Azul y en otro, tras dos empates con Celaya, de manera administrativa por el gol de visitante, quedarse con el trofeo.
El encuentro entre esos dos magníficos equipos resultó de alto grado de emoción y dificultad. Cuando el juego agonizaba, Rodrigo Ruiz, el infatigable "Pony", mandó un centro templado al área de los electricistas. La defensiva rojiblanca se quedó parada reclamando un fuera de lugar y entonces apareció Jared y de un certero testarazo mandó guardar la de gajos para enfilar al Santos a la consecución del título.
El árbitro de ese partido era este su humilde y atento servidor y de más está contarles la reclamadera que se desató con esa polémica anotación. Al ingresar al vestuario, le pregunté al árbitro asistente, Francisco Sánchez Madrigal, sobre la jugada y muy seguro me contestó: "No se preocupe, licenciado, Borgetti entró como dos metros atrás".
Luego del baño y la redacción de la cédula arbitral, nos enfilamos junto con mi hermano Eduardo, que era el suplente, a un conocido restaurante denominado "La Majada", y entrando, en la pantalla gigante, ¡ay Jesús lo que diviso!, el anotador estaba en flagrante posición de fuera de juego.
Lo que les platico en nada demerita la impecable trayectoria del astro sinaloense, quedando simplemente para el anecdotario y asumiendo con todas las consecuencias mi responsabilidad.
Borgetti es el máximo goleador de la Selección Mexicana y llegó hasta el tercer lugar de los artilleros de todos los tiempos en la Liga, sólo detrás del gran Cabinho y de Carlos Hermosillo.
Al margen de los muchos partidos que tuve el honor de dirigir cuando jugaba Jared, me permito por medio de esta columna expresar mi admiración y respeto para este singular futbolista. No logró su sueño de retirarse con Santos pero se va como los grandes. Hasta siempre, Borgetti.
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