Arrancó el torneo Interliga allá en tierras estadounidenses con el propósito de buscar a los dos equipos mexicanos que integren el contingente que luchará por ganar, por primera vez en la historia, la Copa Libertadores de América.
Este evento ha recibido numerosas críticas desde su creación, la mayoría de ellas con absoluta razón, pero es un hecho que ha ido mejorando y es la manera más práctica, que no la mejor, de encontrar a los representantes aztecas para la prestigiada justa internacional.
Entre los "peros" que se le ponen al minicampeonato están el hecho de que se juegue en los Estados Unidos pero con equipos mexicanos; que el arbitraje sea gringo pero las sanciones se apliquen con el reglamento de la Femexfut; que las canchas no estén en las mejores condiciones y que el público asista en escasa proporción. Sin embargo, la crítica mejor fundamentada es aquella que establece que aquellos cuadros que logran el boleto, generalmente no son los mejores y en algunos casos sería de pena ajena que viajaran al Cono Sur, dada la mala calidad de sus planteles.
En la actual edición se puede dar un caso atípico: que el último campeón nacional asista a la Libertadores inmediatamente después de conseguir la corona y hablamos de los Rayados del Monterrey.
Por lo observado en la primera fecha, resulta obvio que los equipos no pueden, de ninguna manera, exhibir su mejor cara desde el punto de vista técnico y físico; pese a ello, pudimos ver partidos abiertos, con llegadas constantes a puerta y goles de excelente manufactura. Coincidentemente el campeón fue el cuadro más flojito, con un espantoso empate a cero ante Jaguares y la fluidez en el juego la mostró el Atlante, circunstancia obvia puesto que viene en ritmo de competencia luego de participar en el Mundial de Clubes.
El detalle más significativo hasta ahora en el Interliga es, indudablemente, la increíble racha perdedora del director técnico Rubén Omar Romano, hoy sentado en el banquillo del Santos de la Comarca.
Evidentemente se trata de un muy buen estratega, oficioso observador del futbol y con un genuino compromiso con el bien jugar, ofensivo y alegre. El problema es que en su trabajo lo único que cuentan son los resultados y parece que sólo una "limpia" permitiría que la victoria le volviera a sonreír. Por supuesto que la directiva santista habrá evaluado el proyecto y estará consciente de que con tiempo y trabajo Romano podrá revertir su tendencia a la derrota.
En fin, esta "pretemporada de lujo" da para todos los gustos. Habrá quien realmente quiera alcanzar el boleto Libertador y otros se conformarán con embolsarse un puñado de billetes verdes jugando partidos oficiales como si fueran amistosos. Ahí se lo haya.
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