Así como los aficionados de los Delfines esperan cada campaña que ningún otro equipo emule la hazaña de tener una temporada perfecta, es decir de principio a fin, ganar todos los juegos de temporada regular, todos los de postemporada y por supuesto el Súper Tazón. Sabemos que sólo los Delfines de Miami de 1972 lo lograron ganando los catorce juegos de los que constaba el calendario de esa época incluyendo el Súper Bowl. Pues bien, así como los fans de Miami sonríen cada vez que fracasan en su intento, los Patriotas (16-0 perdiendo el gran juego) o recientemente los Potros que por descansar a sus titulares entregaron el partido a los jets quedándose a cinco juegos de la inmortalidad, así, los habitantes de la Nación del Acero, los seguidores fieles de los Steelers, esperamos que los Vaqueros de Dallas no ganen el Súper Tazón porque empatarían a los de negro y oro en Súper Bowls ganados en la historia con seis.
Así como los aficionados de Chivas no quieren que el América los alcance en títulos ganados, once para el rebaño y diez para las Águilas, así como a los santistas nos cayó como pedrada que los Rayados nos igualaran con tres campeonatos ganados y esperamos en el Bicentenario volver a tomar la delantera sobre los regios.
San Francisco y Dallas son los únicos equipos que marchan atrás de los Acereros con cinco títulos de la NFL, de los cuarenta y nueves parece que tomará largo tiempo para preocuparse por ellos y se supone que Pittsburgh colectará uno que otro campeonato más en lo que los de California se reconstruyen y vuelven a ser competitivos. En cuanto a los odiosos Vaqueros, éstos están dando visos de gran mejoría, Tony Romo y su equipo igual que el viejo Scrooge han ahuyentado a los fantasmas de diciembre y emergen como una seria amenaza para ganar la Conferencia Nacional e instalarse el próximo siete de febrero en la soleada Miami para participar en el súper domingo y llegar a nueve participaciones, Dallas tiene ocho Supertazones jugados, seguido por los Acereros, Broncos y Patriotas con seis.
El domingo al mediodía viene otra prueba para Dallas, visitan al general Brett Favre y los Vikingos, a todos los acereros de La Laguna, únanse para echarle porras a la pandilla púrpura y a mi general Favre para que los Vaqueros muerdan la alfombra del Metrodome, que no avancen más, de lo contrario los seguidores de Vaqueros de Dallas, que son primos hermanos de los aficionados del América y de los Yanquis, estarán (aunque parezca imposible) más insufribles que nunca.