Los Vaqueros de Dallas terminaron haciendo el ridículo de siempre, esta vez al menos se tardaron un juego más, pero a final de cuentas Tony Romo perdió el balón tres veces y fue interceptado en otra, es decir, el Tony "Pomo" de siempre en postemporada, en su descargo la defensa de Vikingos no lo dejó en paz en todo el partido, capturándole en seis ocasiones sin darle tiempo de montar en su caballo.
El general Favre se muestra indeciso y vacilante cuando se encuentra entre temporadas, pero es otra historia al estar en el emparrillado, nunca en sus 22 juegos previos de playoffs había conectado para cuatro touchdowns en un partido, además en tres choques de postemporada con los Empacadores nunca había vencido a los Vaqueros. Brett Favre se convirtió en el primer mariscal de campo de 40 años en ganar un partido de playoffs, por su parte, las miserias exhibidas por Dallas en la postemporada nos hacen remontarnos 17 años para encontrar la última vez que el equipo de Texas ganó un partido en calidad de visitante, fue en la temporada del '92 cuando derrotó en San Francisco a los cuarenta y nueves por marcador de 30 a 20 en la final de la Conferencia Nacional.
Debe de ser complicado para los engreídos seguidores de los Vaqueros de Dallas el ilusionarse temporada tras temporada y al final el resultado es el mismo, la humillación de siempre, la decepción puntual de siempre, esta vez no fue la excepción, derrotaron a las Águilas con un Donovan McNabb extrañísimo, cuando salió al campo en el partido de comodines en Dallas estaba tan nervioso e inseguro que lo único que hizo fue el ridículo, bailando grotescamente para después brincar contra un muro de cristal según él muy agresivo, pero el único mensaje que mandó con su actitud fue que iba derrotado desde antes de iniciar el juego, los Vaqueros anotaron cinco veces seguidas en el segundo cuarto para desplumar a las Águilas, "los demonios se han ido" gritó Jerry Jones, propietario de los Vaqueros. Sí, señor Jones, se fueron, pero para Minnesota, donde esperaban a los de la estrella solitaria para volver a torturarlos y caer de nueva cuenta en forma lastimosa y dejar para un confuso futuro la posibilidad de añadirse al exclusivísimo club de los ganadores de seis Super Tazones que hasta el momento sigue teniendo sólo un socio.
Para los seguidores de los Vaqueros (no voy a ser hipócrita), mi más sincera trompetilla; en cuanto a los Cargadores, éstos sí, perdedores históricos en playoffs, vaya nuestra sincera simpatía. Juegan bien, son carismáticos, pero se les están acabando sus estrellas y su primer Super Bowl está cada vez más lejos.
Para su servidor, ya sin ningún pendiente por resolver, las finales de conferencia y el super domingo siete de febrero serán sumamente disfrutables, y por si les interesa (no lo creo), mis favoritos para el Super Bowl 44 son: Santos de Nueva Orleáns (tenían que ser Santos) contra los Potros de Indianápolis.