El pasado domingo me encontraba en la cabina de 880 y la mejor FM dentro del Estadio Corona en pleno programa de radio, previo al partido entre Santos Laguna y el Puebla, trataba de concentrarme comentando algunos partidos de la jornada once y las probables alineaciones de los protagonistas del partido, el asunto es que en la cabina tenemos pequeñas pantallas individualizadas para cada comentarista, y en ese momento sintonizábamos el partido de la Liga española entre el Zaragoza del "Chupete" Suazo y el Barcelona de Lionel Messi.
Nos resultó imposible no dejar de comentar lo que nuestros incrédulos ojos veían, Lio Messi jugando como dijo el técnico del Zaragoza, José Aurelio Gay (así se apellida), "vi a Maradona, pero más rápido y con más revoluciones". Messi está irresistible, ha anotado nueve de los últimos diez goles del Barça y once en los cinco juegos más recientes del conjunto catalán.
La "Superpulga" anotó tres el domingo y tuvo el detalle de clase y compañerismo de cederle el cobro de un penalty provocado por él a "Abelardo" Ibrahamovic.
Cada vez que intentaba regresar a nuestro tema principal, el partido del Santos, Messi volvía a tejer maravillas en la cancha y me resultaba irresistible no compartirlo con las personas que nos hacían el favor de sintonizarnos, "Messi ha anotado de nuevo después de una jugada genial", comentaba su servidor, olvidándose de resaltar la ausencia de Carlos Adrián Morales y la oportunidad para José Antonio Olvera de iniciar nuevamente un partido, el nacido en Rosario no nos daba pausa, cada vez que tocaba el balón aparecían palomas, conejos, serpentinas... el maguito posee una chistera inagotable.
El 10 del Barcelona es líder de goleo con 25 tantos, cinco más que su paisano Gonzalo Higuaín, del Madrid, y aquí cualquiera pensará que con estos dos, más el "Kun" Agüero, Argentina puede armar el ataque más temible del Mundial, el asunto es el técnico. Escuchando a comentaristas internacionales, hablaban que Messi sólo juega mal cuando Diego es el que lo dirige. La esperanza de Maradona y de toda la Argentina se basa en el hecho de que Lio salga a jugar en Sudáfrica como lo hizo Diego Armando en el Mundial de 1986 en México, es decir, cargar el equipo, anotando o asistiendo en todos los juegos.
Bilardo era el técnico de aquella selección, pero con Maradona en la cancha bien podría haber sido el "Gallo" Jáuregui, algo de ese tamaño tendría que suceder en la albiceleste, el talento no está en discusión con Messi, el asunto es si puede superar el enorme peso que significa convivir diariamente, en la concentración, entrenamientos y juegos, con la persona que adornaba en un altar su recámara de pibe en Rosario. Podrá Lio y el resto de sus compañeros entender que Diego ya bajó del altar en el que lo tenían y tienen muchos argentinos.
Algo que ha hecho grande a los futbolistas argentinos es su confianza en sí mismos que a veces pasa por soberbia o agrandamiento, pero cuando están con Diego bajan la cabeza y muestran una humildad que no va con ellos y termina por perjudicarlos.
Ojalá Lionel Messi tenga un gran Mundial, jugadores como él son un agasajo visual, no importa que en la ronda de octavos lo tengamos que enfrentar.
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