Todavía en estado de shock, sin entender cabalmente que fue lo que sucedió el domingo en Toluca, lentamente el Territorio Guerrero empieza a digerir el partido más increíble jamás vivido por el Santos Laguna y en una ¡final!
¿Cómo entender las dos fallas monumentales de Matías Vuoso? Y aquí es imperativo hacer un alto, Vuoso no es un criminal, Matías no le disparó a nadie, el ahora mexicano es simplemente un futbolista que falló en lo que mejor sabe hacer, nada más. Se entiende la indignación que por un momento invadió a los corazones santistas, se entienden las miles de mentadas que seguramente profirieron, pero así parezca el fin del mundo no lo es. Nuestra Región se ha visto asolada por terribles tragedias, ésas sí tragedias de verdad, dejando a familias enteras en la más profunda de las tristezas y peor todavía, con una impotencia que no deja resignarse en paz.
Es verdad, para que vuelva a presentarse una oportunidad tan grande de ganar un campeonato tendrán que pasar décadas, difícilmente se había visto a un Toluca entregado, rogando por llegar a los penales, difícilmente los delanteros laguneros volverán a fallar tantas y tan claras oportunidades, pero lo que parece una broma cruel es lo que se mereció después de dejar tantas oportunidades, tanto en los 120 minutos y sobre todo con dos chances de penalti.
Santos desperdició la mejor actuación en la carrera de Oswaldo atajando tiros desde los once metros, la mejor actuación de Felipe Baloy, el panameño no sólo no dejo pasar a nadie sino con la pelota en los pies siempre le dio sentido en las jugadas, la mejor actuación de Oribe Peralta, el muchacho de La Partida le hizo honor a sus orígenes, se la partió sin concesiones, pero no sólo Oribe se rompió el alma en cada jugada sino que desparramó talento y le ganó un explosivo duelo a uno de los mejores centrales de México Édgar Dueñas, el central de los Diablos terminó molido y al borde de las lágrimas víctima de las acometidas de Oribe.
Santos fue mejor, Toluca no ganó, Santos perdió. Después de que Lacerda puso el ejemplo de cómo se cobra un penalti bajo tensión, sólo un milagro le arrebataría la Corona al Santos, sólo que anotaran tres y fallar tres, y así sucedió, al final los Diablos levantaron la Copa y eso es lo que cuenta.
Al final de cuentas, la gente lagunera ya con la cabeza fría y el corazón intacto volvió a mostrar su inmenso amor por su equipo, recogió las playeras y los banderines, se enjugó las lágrimas y marchó a la búsqueda de sus héroes lastimados, para consolarlos, para animarlos y sobre todo para demostrarles que están listos para acompañar a su equipo a otro viaje rumbo a la cuarta Corona.
Rrosell50@hotmail.com