Es tiempo de hablar de beisbol. En nuestro país inician los playoffs sin la presencia de nuestros Vaqueros. Se pueden especular mil cosas para explicar por qué no pudo repetir en la fiesta la escuadra naranja, pero la verdad salta a la vista, el pitcheo lagunero fue un desastre. Toda la temporada, pero toda, fue último lugar en carreras limpias admitidas, terminó con un escalofriante 6.39, así simplemente no se puede. Tres de sus abridores naufragaron de forma clara: Alberto Manrique, que en el 2009 terminó con tres ganados y dos perdidos y un decente 4.14 en limpias, en la temporada recién terminada registró un desastroso 4-13, nunca en su carrera había perdido más de siete juegos en una temporada; Jorge Luis Ibarra de un 10-1 y 4.65 en la temporada pasada a un 7-8 y un horrendo 7.68 en efectividad; el otro abridor que reportó ya andada la temporada fue Víctor Santos, quien en la 2009 ganó 8 y perdió 6 para un 4.32, en esta campaña, al igual que Manrique e Ibarra, tuvo récord perdedor de 3-4 y un alto 6.83 en limpias.
Juan Salvador Delgadillo la estrella del staff no pudo ayudar a la causa, marginado por las lesiones. El pitcheo colectivo de Vaqueros era tan malo que fue último en porcentaje de carreras limpias permitidas con 6.39, líder en homerunes admitidos con 109, doce más que Minatitlán, en carreras limpias con 648, 93 más que otra vez Minatitlán, en hits permitidos con 1167, 77 más que Veracruz. Si es verdad que el pitcheo es el noventa por ciento del juego, no es necesario romperse mucho la cabeza para dar con el motivo del fracaso de la novena naranja.
Lo rescatable, una vez más, es el deseo de revancha de la directiva lagunera, que lejos de mostrar decaimiento y deseos de tirar la toalla se manda el mensaje a la afición de que el trabajo para enmendar las cosas para el 2011 ya tiene rato que comenzó, la contratación de un excelente preparador como es el caso de José Pablo Oyervídez es un claro ejemplo.
Por otro lado, aprender de los errores, uno muy grave que cometió la directiva naranja fue permitir la partida de Henry Mateo, un peloterazo en toda la extensión de la palabra, inexplicable su partida y todavía más incomprensible el que se haya quedado sin equipo cuando los Diablos Rojos priorizaron a su veterano segunda base Carlos Valencia sobre Mateo, que se quedó sin chamba, aunque lideraba varios departamentos ofensivos en la Liga. La Liga Mexicana, necesitada de peloteros como Mateo, simplemente permitió su sacrificio, ojalá la directiva de los Vaqueros pueda regresarlo a la franela naranja, que de manera tan injusta fue despojado.
Una vez más, un reconocimiento a la afición Vaquera, que está lejos de ser noble, como algunos les gusta llamarle, a mí me choca la palabra cuando se aplica a los seguidores de un equipo, me parece sinónimo de "aborregamiento" el de apoyar por apoyar. No, la afición lagunera está lejos de ser así, castiga a su equipo cuando éste se encuentra dando tumbos, pero eso sí, percibe de inmediato cuando el equipo se aplica y se "mata" en el campo de juego, entonces la afición se hace presente, conocedora y a veces dura, pero siempre amando los colores de sus Vaqueros. De todo corazón, un mejor 2011, y desde ya esperamos con ansias el playball para marzo del año venidero.
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