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La formación de los nuevos profesores

ROLANDO CRUZ GARCÍA

Durante los últimos años se ha investigado mucho sobre el profesorado novel, el de reciente formación o recién egresado; se investiga además sobre las problemáticas que se le presentan en su socialización profesional: que si debe saber mucho sobre su asignatura o sobre el grado escolar que le toca trabajar, que es más importante que "sepan" enseñar por sobre que sepan mucho, que deberían estudiar más tiempo, que necesitan más y mejores prácticas profesionales y otros tantos etcéteras.

Lo cierto es que la etapa que transcurre entre su egreso y los primeros años como docente (al menos los primeros tres años), son trascendentales para su consolidación como profesor, al grado de considerarse como la etapa que más influye y permanece en el ejercicio de su profesión; incluso hemos comprobado, al menos en México, que dicha etapa es la más solitaria, compleja y desafiante para el novel profesor, ya que normalmente, al asignársele una "plaza", tiene que ejercerla en escuelas unitarias o de organización incompleta, aisladas y alejadas de las zonas conurbadas y normalmente con múltiples carencias.

Bajo este sombrío panorama, los nuevos profesores tienen que ingeniárselas para salir adelante y cumplir con su compromiso profesional y pedagógico y normalmente lo hacen en solitario, sin apoyo real de un colectivo de profesores con experiencia, sin respaldo administrativo y directivo, con un evidente desconocimiento de planes y programas de estudio, sin saber evaluar, etc. lo que convierte a esta etapa en la más compleja de su socialización profesional.

Desde el punto de vista del trabajo académico (el del centro escolar y del aula), el nuevo profesorado se enfrenta a otra problemática específica: la concepción teórico-práctica con la que se ha formado, respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje, choca con una realidad innegable: los alumnos aprenden de manera completamente diferente a como le enseñaron que aprenderían.

En su etapa escolar, dentro de la escuela normal o en la institución formadora de docentes de la que egresó, el nuevo profesor debe cumplir con un currículum formal, rígido, lineal, atomizado y muchas de las veces irrelevante, que le lleva por caminos teóricos y metodológicos lejanos a la realidad laboral y profesional existente que habrá de enfrentar; no hay nada más terrible que enfrentarse a un nuevo trabajo sin las herramientas necesarias para laborar.

La vida cotidiana en las escuelas y en las aulas, enfrenta al profesor principiante con una realidad compleja: hay que tomar decisiones constantemente, hay que ser proactivo, hay que actuar rápidamente ante unos alumnos cada vez más inestables, irrepetibles, irreverentes, impredecibles, que provienen de las familias más disímbolas que nos podamos imaginar; sobre todo sin contar con parámetros de actuación a los cuales recurrir y sin una verdadera reflexión acerca del arduo trabajo diario.

Ante el desconcierto, la angustia y la inestabilidad de su nuevo trabajo, el profesor principiante comienza su ejercicio profesional con una tendencia natural a solucionar los problemas a través del aprendizaje vicario, es decir observando a los profesionales más cercanos a él. El lenguaje, la elaboración de materiales, la interacción social, los métodos de trabajo áulico, etc., se establecen a través de principios de autoridad, poder y racionalidad que guían su conducta activa.

El poder que ejerce el entorno laboral (institucional y sindical) influye de manera decisiva en el docente novel, que pasa del conocimiento proposicional, teórico, intuitivo, experiencial y técnico a un conocimiento más estratégico, espontáneo, situado y tácito, que se irá sedimentando en un desempeño automatizado, irreflexivo, carente de posturas críticas (transformadoras) y sobre todo sin contar con registro alguno; bajo esta perspectiva los profesores nuevos pierden todo el encanto que los llevó a decidirse por una de las profesiones más apasionantes que pueden existir: la docencia.

La solución personal e idiosincrática de los problemas prácticos del aula y del centro escolar es lo que más priva en el profesor novel, cuando sabemos que cotidianamente se generan procesos que hay que enfrentar inevitablemente: la disciplina en clase, la motivación (o la falta de ella), el tratamiento de las diferencias individuales, la evaluación de los trabajos y los exámenes, las complejas relaciones con los padres de familia, el diseño y la elaboración de materiales, etc.

Finalmente, cabe mencionar que en los primeros años como docente, el nuevo profesor asume, adquiere y consolida la mayor parte de sus pautas profesionales y la verdad es que la experiencia práctica en el desempeño profesional, es la que forma y nutre la manera de "dar clase" del nuevo profesor; esto significa que aprenden más de manera informal, en la escasa compañía de su colectivo escolar, mediante el contacto diario con alumnos y programas, solucionando problemas educativos reales.

Aprovecho la fecha para felicitar a mis compañeros de profesión, que como yo se comprometen cotidianamente con la enseñanza y la verdadera formación de sus alumnos. Feliz día del maestro.

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